COMPAÑEROS Y AMIGOS

EPILOGO

El campamento había terminado, todos los clubes ya habían abandonado el establecimiento. Fukurodani no se fue sin antes ayudar a los de Nekoma a ordenar un poco el lugar.

Akaashi y Bokuto habían decidido volver juntos hasta sus casas, no quedaban muy lejos una de otra, pero el peligris quería pasar el mayor tiempo posible con su ahora novio. Si bien también era una excusa para no dejar a Akaashi solo después de lo que había pasado ese fin de semana, todavía se lo podía notar un poco enfermo.

Cuando llegaron a la casa del pelinegro Bokuto seguía debatiéndose en si dejar o no a su novio en su allí, pero por la cabeza de Akaashi estaba el hecho de que sus padres no estaban y ni si quiera se tomaron el atrevimiento de avisarle, simplemente lo habían dejado como si de un perro se tratase, aunque para él eso no era nada nuevo, ya estaba totalmente acostumbrado a que sus padres se olvidasen de él. Sí, era triste, pero era la realidad que le tocó vivir. Bokuto estaba a punto de decidirse por quedarse, pero un mensaje de su madre le hizo cambiar de parecer, esta le estaba pidiendo que haga unos mandados antes de llegar a su casa, así que al peligris no le quedó otra que irse, pero no sin antes despedirse de Akaashi con un tierno beso, diciéndole que si necesitaba algo que lo llamara.

El pelinegro al principio no le dio mucha importancia al tema de haberse quedado solo y siguió haciendo sus cosas como siempre lo hacía, se preparó un poco de comida y estaba a punto de darse una ducha, hasta el momento estaba todo tranquilo, pero cuando entró en la ducho eso cambió.

Al principio no fue nada, había entrado para tomarse una ducha como siempre lo hacía, pero en algún punto de esta se empezó a sentir mal, comenzó a recordar todas las veces que sus propios padres lo habían dejado solo o, si estaban en casa, la forma en como lo ignoraban, lo hacían sentir tan mal que su única escapatoria, su único lugar seguro, era ir al club y matarse en el entrenamiento. Ese era su único refugio hasta que conoció a Bokuto, al principio le pareció que era un chico bastante extrovertido, se comunicaba con todos, hablaba todo el maldito tiempo, era bueno y carismático, y aunque todo eso podría haber resultado insoportable al principio, con el paso del tiempo se dio cuenta de que no era solamente extrovertido, sino que era algo más que eso, era tierno, sensible, cariñoso cuando quería y sobre todo era muy atento, cada vez que Akaashi se encontraba mal, él siempre se daba cuenta y lo ayudaba a superar lo que sea por lo que esté pasando, era un amor de persona y estaba agradecido por haberlo conocido.

Todo había cambiado gracias a él, ya no se sobre exigía con los entrenamientos, estaba más tranquilo cada vez que lo veía, pero todo eso lo hacía sentir solo cuando no lo tenía cerca, había desarrollado cierta dependencia hacia a él, pero qué se le podía hacer, después de todo Bokuto le encantaba.

Tras pensar en lo maravilloso que era su novio, sus pensamientos se volvieron a centrar en su vida y su familia, todo eso y su malestar hicieron que se ponga aún peor y le dieran náuseas, por suerte ya estaba en el baño así que no ensució nada que no pudiese limpiarse.

Cuando terminó de vomitar, fue directo a buscar algo para calmar su malestar, pero como siempre, no había nada en su casa, era como si fuera una casa vacía recién comprada, rellenada con muebles porque de personas era escasa.

No quería llamar a Bokuto para que viniera hasta su casa porque sería una molestia para él, por más que el peligris le haya dicho innumerables veces que no era así, él seguía sintiéndose de esa forma, pero nadie podía culparlo después de todo lo que había sufrido.

Akaashi decidió dejar de lado ese pensamiento y preocuparse más por su salud, como siempre le decían sus amigos y llamó a su querido novio.

_ {¿hola?} _ se escuchó decir a la otra persona por el teléfono.