KiBum

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El sonido de las tazas chocando contra los platos, las voces y risas que inundaban el recinto eran lo único que le hacían compañía en esos instantes, ¿por qué siempre tiene que aparecerse tan tarde? "Mañana, cinco de la tarde. Cafetería colorful." Eso era lo que le había dicho. Tenía un aproximado de media hora ahí sentado y nada. JongHyun siempre se hacía el interesante de esa forma, y lo peor de todo, él siempre caía en ese juego.

- Ya deja de refunfuñar – dijo alguien frente a él, mientras halaba una silla para poder sentarse – ya estoy acá. No sigas molesto.

- Llevas media hora de retraso, como siempre. – dijo secamente.

- Hey. No actúes de esa forma – estiró su mano para poder acariciarle la mejilla – solo fueron treinta minutos, además, el tráfico está de lo más horrible, no puedes culparme por ello. – el menor suspiró, derrotado.

- ¿Para qué llamaste?

- ¿Es así como actúas ante nuestras citas?

- ¿Es esto una cita acaso? – preguntó incrédulo. – Si fuese una cita, estarías tú esperándome, no yo.

- Qué genio. – quitó su mano de la mejilla ajena. – Bien. Al asunto entonces, ¿lograste lo que te pedí? – el menor asintió.

- No fue tan difícil de hecho, el tipo andaba detrás de él como garrapata, tanto así, que se olvidó que tenía vida propia el muy tonto. – sonrió cínico.

- Y... ¿Terminaste con él? – el menor asintió.

- No sin antes sacarle toda la información que consideramos necesaria. – el otro sonrió. – estoy seguro que cuando se entere que su querido HyungWon ya no estará pisándole los talones, moverá cielo y tierra para buscarlo.

- Y a todo esto... ¿Cómo fue que lo asesinaste?

- Ah, eso. – se rascó la nuca. - ¿Has escuchado hablar del suicidio inducido alguna vez? – el mayor carcajeó.

- ¿Es en serio? – asintió. – Bueno, aunque debo decir que es una idea bastante fascinante – meditó – quién sabe, tal vez lo use en una que otra situación. Pero llegando ya a lo importante, ¿qué fue lo que lograste sacarle?

- Bueno, lo que ya sabíamos, que el tipo está prácticamente bañado en dinero y que trabajó para su padre desde niño antes de asesinarlo y disfrutar de ello. A parte, cuando estuvo trabajando para su padre, se hizo pasar por un huérfano y así poder llegar a cierta familia en específico con el único fin de acabar con todos los miembros de la misma.

- ¿Tienes información de esa familia? – el menor volvió a asentir.

- Pero es información irrelevante en estos momentos, ya que lo único que tiene que importarnos, o más bien importarte, es la persona con que se está aliando en estos instantes.

- ¿Por qué debería importarme? – dijo incrédulo.

- Pues por el simple hecho que es KiBum.


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A veces, el trabajo que uno considera importante y emocionante, puede resultar estresante y sofocante en algunas situaciones. Y hoy, era uno de esos días para cierto chico de mirada felina.

secrets (2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora