Katakuri x Reader

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Para Paula472

Decir que he sido respetado toda mi vida es una mentira tan grande como el mar. Desde muy pequeño fui mal visto y las burlas hacia mi persona fueron recurrentes gracias a mi horrible boca con colmillos grandes que sobresalen de los labios. Los únicos que me han aceptado realmente, conociendo mi apariencia son mis mellizos Oven y Daifuku, Perospero y Bruleé... Por si no hubiera sido suficiente castigo el nacer con esta boca, al defenderme de las palabras hirientes, mi adorada hermana menor fue herida y una cicatriz permanente quedó cruzando por su dulce rostro para siempre, siendo tan solo una pequeña niña inocente.

Desde ese entonces estuve ocultando completamente mi boca con una bufanda que no me quitaría a no ser de tener la certeza de estar en solitario. Con mi constante esfuerzo por ser lo suficientemente fuerte como para proteger a todos, rumores y mentiras sobre mí fueron esparciéndose, hablando sobre mí como alguien perfecto en todos los sentidos, alguien que desprecia el suelo al verlo como símbolo de debilidad, alguien que siempre mantenía la calma y que jamás había perdido una sola batalla.

Aquellas mentiras se volvieron una máscara que debí cargar constantemente por años, deshaciéndome de ella tan sólo durante cierta hora al día... La hora de la merienda. Donde podía permitirme disfrutar del pecado de acostarme en el suelo y quitarme la bufanda para comer aquel delicioso postre de los dioses, conocidas como donas.

Todo eso cambió cuando conocí a mi mayor rival en estos cuarenta y ocho años de mi existencia... Un rival que me hizo perder la calma, un rival que logró descifrar mi manera de ver el futuro, un rival que logró darme varios golpes fuertes, un rival que me hizo deshacer de la tonta bufanda junto a mis miedos durante un rato, un rival que vi como a un igual, un rival que pudo sobrepasarme... Pero no por fuerza, sino por determinación de seguir adelante.

Monkey D. Luffy... El capitán de los "Sombrero de Paja".

Después de nuestra gran batalla, madre fue a Wano Kuni junto a la mayoría de mis hermanos... Unos pocos nos quedamos en Totto-Land para proteger la isla de cualquiera que intente hacerle daño a sus habitantes y de paso para recuperarnos de nuestras heridas. Finalmente volvieron y nuestra vida volvió relativamente a la normalidad... Aunque, cansado de esperar por un nuevo rival que pudiera hacerme frente, decidí tomar las riendas de mi vida y hacerme a la mar para vivir aventuras de todo tipo... Tal vez con la suerte de encontrarme nuevamente con Mugiwara y tener nuevamente un enfrentamiento.

Actualmente viajo en un barco que puedo navegar sin ayuda... Bueno, casi. Durante los primeros días de mi viaje llegué a una isla en busca de provisiones y conocí a una buena navegante y cocinera excepcional llamada "___". De alguna forma, logré convencerla de ser quien guiase el barco, pues nunca he sido realmente bueno con el timón ni con las brújulas y todas esas cosas.

Gracias al cielo, ___ y yo nos estamos llevando bastante bien, incluso sin hablar mucho. Es realmente estupenda cocinera y las donas que prepara son infinitamente mejores que las que tenía en Totto-Land... Aunque hay algo que me llama la atención de ella. Cuando es la hora de cenar, siempre come en pequeños bocados casi sin abrir su boca, lo mismo cuando conversamos. Ella no sabe de mi secreto... Si lo hiciera, estoy seguro que gritaría y escaparía tan pronto como pudiese... Y para empeorar mi situación, me he dado cuenta que tengo sentimientos hacia su persona.

—(¿A dónde te fuiste a meter, Katakuri? ___ te gusta y sabes que JAMÁS va a corresponderte por la bocota que tienes...)— Me levanto de mi cama, caminando hacia el espejo del baño y observando mis colmillos mientras cierro y abro la boca.

Observo durante unos segundos mis colmillos mientras imagino su reacción más obvia si alguna vez llegase a mostrarle mi gran secreto. Seguramente gritará de miedo o se reiría de mí, llamándome "pelícano-anguila" como Flampe lo hizo al quitarme la bufanda aquella noche en donde mi enfrentamiento con Mugiwara se vio interrumpido por ella. Mis pensamientos se esfuman al oír mi estómago rugiendo, exigiendo comida.

—(Debería aprovechar de sacar algo de comida del refrigerador...)— Tras ponerme la bufanda nuevamente, salgo de la habitación.

Camino por la cubierta del navío, observando las silenciosas estrellas que brillan por sobre mi cabeza y sintiendo las olas meciendo suavemente el barco. Una noche pacífica donde dudo haya necesidad de pelear contra enemigos, pues la calma del mar me revela que nadie se encuentra en las cercanías. Avanzo hasta la cocina, haciendo sonar solamente las espuelas de mis botas.

—(¿Luz? A ___ se le debe de haber quedado encendida la luz.)— Noto por el borde inferior de la puerta que la cocina no tiene las luces apagadas.

Sin pensarlo dos veces, me adentro en la estancia y casi de inmediato me congelo en mi lugar al ver qué está sucediendo frente a mí...

—¿...___...?— Noto su mirada aterrada.

___ tiene su boca abierta de par en par, casi en un ángulo de 180°... Y de ella sobresalen colmillos bastante afilados, algunos con pedazos de donas cubriéndolos y con algo de saliva cayendo por sus labios. Puedo notarlo... Aquel miedo que tuve por tantos años y que seguía sintiendo hasta sólo unos momentos... El ser visto mal por algo con lo que naciste y no puedes cambiarlo. Lentamente va cerrando su boca, ocultando sus dientes y bajando la mirada con tristeza.

—Adelante... Puedes burlarte o decir lo que quieras... Estoy acostumbrada...— ¡¿Qué?! —Siempre es lo mismo... "¡Cuidado, viene la bulldog!" ...Ríete...

—¿Por qué me reiría de ti?— Mi pregunta pareciera hacerle enojar.

—¡Deja de fingir! ¡Sé que doy asco! ¡Búrlate! ¡Sé que no entenderás que se siente ser blanco de burlas!— Noto que comienza a lagrimear.

—Si entiendo cómo se siente, porque yo también lo he sido por años.— Llevo mi mano hacia la bufanda.

Ante su mirada triste, lentamente aparto la bufanda de mi boca hasta que ésta se desprende totalmente de mi cuello y queda colgando entre mis dedos. Noto que me observa realmente sorprendida y lentamente se acerca a mí, manteniendo sus ojos fijos en mis colmillos sobresalientes. Me arrodillo ante ella para que pueda ver mejor... Para que sepa que no está sola en ese horrible sentimiento de miedo al rechazo de los demás.

—Son... Son...— Susurra, observando de cerca mi horrible boca.

—Horribles. Lo sé.— Completo la oración.

—No son horribles... Son hermosos...— Mi corazón se detiene por la sorpresa y siento que una de sus pequeñas manos acaricia suavemente mi mejilla y las costuras. —Pensé... Que estaba sola en este sufrimiento...

Cierro los ojos y acaricio el dorso de su mano con la mía, sintiendo la agradable y pacífica calidez que desprende de ella... Jamás pensé que ella escondería el mismo secreto que yo... Siempre creí que era el único que había nacido con colmillos gigantes que no pertenecían a un humano...

—Tus colmillos son hermosos, ___...— Me mira con una sonrisa triste.

—Los míos parecen como los del pez abisal...— Me sorprende la cruda comparación que hace con aquel pez.

—No es cierto... Tus colmillos son realmente hermosos... Delgados y finos...— La miro a los ojos.

—Eres la primera persona que dice que le gustan mis colmillos...

—Y te lo repetiré cada día de nuestras vidas, porque realmente lo pienso. Son colmillos hermosos... Y te hacen más guapa de lo que ya eres... Y si alguien llegase a dudarlo alguna vez, me aseguraré de romperle la cabeza por estúpido.— Acaricio suavemente su mejilla y beso con cuidado su frente.— Porque para mí, eres la mujer más hermosa de todas.

FIN

Lu: Listo... Ahora sigue... ¡OH, POR DIOS!

Luke: ¿Que?

Lu: ¡PREMIO DOBLE!

Luke: ¿Lemon?

Lu: ¡LEMON YAOI! ¡Y DEL BUENO!

Luke: ¿Qué tanto?

Lu: ___ será el pasivo máximo.

Luke: Mierda... No va a ser bonito para mí grabar eso...

Lu: ¡Como amo tenerte como versión masculina, Luke!

Luke: Muérete.

Una pequeña historia (One Piece X Reader) ONE-SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora