Una y Mil Palabras de Amor ||C.V.&TÚ||CORRIGIENDO

Capítulo 18

—¡Lo lamento! ¡No quise hacerlo! —Dijo Christopher preocupado, su esposa simplemente se dirigió al baño enseguida

"No lo puedo creer, vomitada y orinada por mi esposo, ¿Qué más falta?"

Pensó mientras se quitaba la ropa, abrió las llaves de la regadera y se metió, oleria a vómito si no se bañaba enseguida.
Un par de minutos después, mientras se enjuagaba, sintió unas manos en su cintura, su cabeza se giró levemente y miro a su esposo ahí

—Te amo —Le susurró al oído

Aquellas dos palabras hacían que todo su sistema se desmoronara, ella por supuesto que lo amaba así, no importaba como fuera, ella también lo amaba con tanta fuerza que no podía contenerse

Ella se dió la media vuelta sobre si misma y sus manos se fueron a los hombros de su esposo, lo miro a los ojos y sonrió, cuando ella estaba por acercarse a besarlo, él la detuvo

—Pero...

—Mi amor, acabo de vomitar y encima de tí, lo que menos quieres es besarme —Dijo Christopher y ella sonrió, recargo su cabeza sobre su pecho de su esposo y él la envolvía en sus brazos

Al terminar de asearse, volvieron a la habitación, se vistieron, _______ se acercó a quitar las sábanas sucias, dejando solo una pequeña colcha, ambos se acostaron en su respectivo lado de la cama, ella lo mira con ilusión, esperando como si tuvieran que darle permiso

—Vamos amor, ven aquí —Dijo él extendiéndole los brazos para que lo abrazara, ella se apresuró a abrazarlo, subiéndose sobre él, pero a Christopher no pareció importarle tanto y simplemente la abrazó para dormir

Aquella noche, Christopher se había dedicado a decirle cosas bonitas a su esposa, explicarle lo mucho que la amaba, cuánto deseaba que ella volviera a casa, lo ansioso que estaba por seguir con ella, lo fuerte que sería su amor, prometiendo cambiar por ella, jurando que empezarían de nuevo y él daría todo de si para que funcionará. Ella acepto todo lo que fuera con él, prometió ayudarle a mejorar y ser el destinatario de todo ese amor.

Ambos tenían claro que era una reconciliación distinta, que todo parecía estar tan fácil, que no habría problema alguno.
Tenían claro que habria problemas, pero estaba dispuestos a enfrentarlo nuevamente, deseando que las cosas salieran a su favor.

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|Christopher|

Sentí como un fuerte dolor de cabeza crecía y crecía en mi, era como si mi cerebro latiera contra mi cráneo. Reuní fuerzas para abrir mis ojos, pero la luz de la ventana me lastimaba y me provocaba aún más dolor
Quise girarme, pero unos brazos al rededor de mi tórax lo impidieron, la cabellera castaña se adueñó de gran parte de mi pecho y sus piernas estaban enredadas con las mías

Sentí tan bien tenerla aquí, descansado conmigo y abrazándome. Los recuerdos de anoche están tan frescos como pintura, mi mente solo piensa en ella, en como fue tan valiente de cuidarme sin importarle la asquerosidad de anoche

Mis manos bajan por su espalda, usa uno de esos camisones de seda, duerme en unas bragas negras y con un par de calcetines de colores, deslizó mi mano y acarició su trasero, subo nuevamente hasta su nuca, donde comienzo a jugar con su cabello

Segundos después, siento su rostro restregarse contra mi pecho, estaba despertando

—¿Por qué no cierras la ventana? —Preguntó adormilada

—Porque tenía a mi esposa durmiendo sobre mi, no quería despertarla —Dije con gracia y ella sonrió, me acerque y dejé un beso en sus labios —Buenos días, amor.

—Buenos días, mi rey —Dijo ella con gracia, yo solo pude tragarme la vergüenza

Definitivamente, el alcohol es un arma de doble filo

—Perdón por la noche tan espantosa —Dije y ella negó, se acercó y dejó un beso en mi mejilla

—Tranquilo, me hiciste muy feliz, me dijiste que me querías mucho, que me amabas —respondé ella totalmente ilusionada

—No mentía —Dije mientras le acariciaba la mejilla

—Me hiciste muy feliz... Sin contar que me orinaste y me vomitaste encima —Dijo ella, reí con pena, me acerque a besarla suavemente y con mucho amor

Lentamente comencé a ponerme sobre ella, mis besos descendieron de su boca a su cuello, mis manos recorrían su silueta y se dirigieron al elástico de sus bragas

—¿Puedo? —Pregunté cuando tome el borde de estas, dispuesto a bajarlas

—Si —Responde con voz ahogada, baje hasta sacarlas por sus tobillos

Quité el camisón, dejándola desnuda frente a mi, sentí unas inmensas ganas de tomarla con fuerza y brusquedad, pero no, sería lento, sería delicado con ella, le haría el amor como jamás de lo hubieramos hecho, haría que disfrutará cada segundo y que cada palabra, beso y caricia se queden en nuestra memoria.