Sentir

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Pasaron unos meses y seguíamos siendo escoria para los humanos. Robamos, matamos, pegamos...pecamos 7 veces más. Zack me había hecho sentir cómo es realmente la vida, jugando a las cartas, respirando aire puro, pasando el límite de velocidad... Me enseñó cómo pasar desapercibida si quería y también cómo dar el cante. Me enseñó a querer, le quería, cuando nuestras miradas se encontraban mi corazón latía más y más rápido, aunque fuera una mirada de advertencia. Éramos muy diferentes y a la vez muy parecidos, nunca nos habían dejado libres, y nos arrebataron lo más importante que teníamos, en mi caso mis alas, en el suyo su familia.

Habíamos conseguido un coche y en ese momento estábamos en dirección a Washington por una carretera nacional, era de noche y no había más de un par de coches en la carretera. Cerré mis ojos por el cansancio y sentí la mano de Zack en mi rodilla, le miré cansada pero sus ojos seguían puestos en la carretera, puse mi mano en cima de la suya y mi piel se estremeció, sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo junto a un calor en las mejillas muy intenso. Mi estómago estaba revuelto, y tenía ganas de reírme descontroladamente, estaba sintiendo. Me dormí.

***

Sentí que el coche ya no se movía, estábamos parados, abrí los ojos, todo oscuro, sonaba una canción en la radio. Miré hacia el asiento del conductor y Zack miraba por la ventana y se fumaba un cigarrillo, su mano estaba caliente junto al contraste frío de mi piel, que aunque corriera sangre siempre iba a estar fría. Era tan él, tan libre, tan amado, me miró y sonrió, hizo el gesto de apartar su mano de mi rodilla pero se lo impedí, estaba cómoda, con él, con su mano, con su cuerpo, con su presencia. Nos miramos a los ojos, se acercó lentamente a mí y me besó. Primero el beso era tierno, suave, delicado, pero tras unos segundo empezó a besarme con hambre. Dejé a mi instinto salir, y me puse encima de él, en el asiento del copiloto, con el volante a mi espalda. Zack acomodó el asiento y pasó lo ir tuvo que pasar.

Había leído cosas sobre el pecado de la lujuria, del placer más bajo e impuro según los arcángeles, insensatos. Ese acto, es compartir hormonas, emociones, placer. Pobres ángeles, nunca podrán sentir lo que sentí yo con este mortal.

Después de aquello una gota de sudor recorría mi cara, mi cuello, mis pechos, hasta llegar a mi ombligo.

***

¿Qué, te has puesto cachondo? !!!Es ilegal pegar a una sospechosa imbécil, te voy a denunciar.

***

Cuando llegamos a Washington Zack me llevó a un barrio tranquilo, de clase media, no pegaba nada con nosotros. Había niños jugando y andando en bicicletas junto a parejas de la tercera edad con bolsas blancas con verduras. Cuando Zack paró el coche frente a la puerta de la casa es como si se hubiera parado el tiempo, todos los presentes en esa calle nos miraron en silencio, como completos forasteros que iban a profanar sus tierras y a matarlos, Zack se reía de la situación ya que yo estaba atónita. La casa era la típica casa con unas escaleras de entrada, con una barandilla de metal y la puerta verde oscura, todo lo demás no era tan de ensueño. La casa era la última de la calle, tenía enredaderas subiendo por la fachada que apenas conservaba el color granate, todo estaba lleno de polvo, pero me dió igual, era nuestra casa, su casa, en la que me había metido para vivir con él. El centro de la ciudad estaba a 10 minutos andando, era perfecta. Bajamos nuestras pocas pertenencias del coche y entramos en la casa mientras los vecinos nos seguían mirando a nuestras espaldas, después de cerrar la puerta eché el pestillo.

Fui a reconocer la casa, era más pequeña de lo que parecía: una cocina donde tres personas estaban incómodas, un salón comedor, un baño y una habitación, tampoco necesito más con tal de estar con él, sentirlo, olerlo.

***
No voy a contar más de ese mes, sería todo demasiado romántico y aburrido. No me mires así, también tengo mi parte angelical, bonito, sigo siendo yo.

Nunca había amado a nadie, ni tampoco me había sentido amada. Sólo quería sentir.

Between Heaven and Hell.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora