En una hacienda alejada de la ciudad, vivía un hacendado adinerado, todos en los alrededores lo conocían.
James Bristol provenía de una familia rica y poderosa de toda Britania, lo peculiar de su apellido era que llevaba el mismo nombre de aquella ciudad de dónde provenían.
Con tanto dinero pudo hacerse de aquella enorme hacienda, la cuál le vendía leche, carne, huevos, quesos a toda la comunidad, era una hacienda enorme que podía mantener muchos animales en ella.
Pero en su vida no fue del todo amable, se le caracterizaba por ser muy grosero y déspota con sus empleados los cuales lo obedecían sin dudar por temor.
Tal era su mala fama que incluso se llegó a rumorar que había violado a una chica de la servidumbre y debido a esa violación ella había dado luz a un niño varón.
Su reputación iba a decaer si la gente se enterara que el había tenido un hijo bastardo, un hijo que ni siquiera nació de un matrimonio.
Así que sin dudar hecho de la hacienda a la pobre muchacha embarazada y así creyó que podía limpiar su honra.
Cosa del destino 18 años después un joven de cabellera rubia, ojos esmeraldas y algo bajo de estatura llegó a las puertas de aquella gran hacienda que ya había crecido aún más.
El señor Bristol juro verse en sus años de juventud en ese muchacho.
Sin dudar le ofreció trabajo ahí y poco a poco fue ganando su confianza, al grado de enterarse de quién era su mamá.
Aquella misma muchacha que había hechado sin piedad 18 años atrás de la hacienda, no tenía dudas del porque ese muchacho se parecía a él.
Era su hijo.
Tomo un mechón de su cabello y mando hacer análisis de ADN. El resultado fue positivo aquel joven definitivamente era su hijo. El único.
Sin dudar puso en su testamento como heredero universal a aquel joven de nombre Meliodas Mendoza.
Con el único requisito que al morir el, tome posesión de todo y comienze a usar el apellido Bristol que le correspondía.
Meliodas continuó trabajando como siempre sin saber nada de su origen, ayudaba a todos en la hacienda, daba sus roles matutinos y vespertinos como acostumbraba a caballo, observando que todo estuviera bien.
Hasta que cierto día el señor Bristol cayó gravemente enfermo, una fuerte pulmonía lo había dejado completamente débil, sabía que llegaba su fin. Mando a llamar a su habitación a aquel joven rubio.
Cuando Meliodas entro el señor Bristol le entrego una carta, le pidió un abrazo, y que leyera la carta junto a él
Meliodas confundido obedeció.
Conforme leía aquellas oraciones en la carta pronto se dio cuenta de que se trataba del relato del dueño de como fue en su vida, no daba crédito a lo que leía, había sido muy cruel, hasta la parte en la que leyó el nombre de su madre .
*La heche de mi hacienda creyendo que así limpiaría mi honra, pero fue lo peor que pude hacer, porque perdí la oportunidad de ver crecer a mi único hijo y heredero Meliodas*
¿Yo¿ ¿Su hijo?
Se preguntaba con las manos temblorosas y muy confundido lo miró a la cara y el tenía los ojos cerrados, lo movió para que pueda explicarle que era aquella carta, pero el ya había dejado de existir.
En toda esa confusión hablo al doctor, este llegó de inmediato y confirmo que había fallecido ya
Meliodas salió de la habitación aún con la carta en mano.
Una de las empleadas de la hacienda y gran amiga de él, se acercó apenas lo vio salir muy desconcertado de aquella habitación.
-¿Que ocurrió Meliodas?-
El sin habla solo le entrego la carta a ella, ella leyó lo más rápido que pudo hasta llegar a la parte final.
-¿Eres hijo del patrón?-
-Parece que si Zaneri-
Zaneri era una gran amiga de Meliodas, una chica de la misma altura que el, cabellera negra que siempre llevaba trenzada, ojos verdes y muy amable.
Ella inmediatamente entendió porque estaba el así, no supo que hacer más que abrazarlo y darle consuelo.
En el velorio del señor Bristol solo asistieron algunos socios suyos y algunos primos que quedaban con vida, dos sobrinos y dos sobrinas.
Comenzaban a discutir sobre quién se quedaría con la hacienda a tan solo unas horas de haberlo llevado al cementerio.
Pero el abogado de él los hizo callar.
-El señor Bristol dejó a un heredero universal, su único hijo Meliodas Bristol.-
Todos miraron a aquel joven rubio vestido de jeans algo sucios, camisa de cuadros y sobrero de paja.
¡Inaceptable!
Exigieron pruebas de ADN y todo tipo de papeles, los cuales el abogado tenía en perfecto orden, no del todo satisfechos no tuvieron de otra más que quedarse callados.
Pero definitivamente no aceptaban que un simple campesino se hiciera rico de un día a otro de una gran fortuna como la que tenía el señor Bristol.
Pasaron dos meses, de los cuales Meliodas debió cambiar completamente todo en su vida, sabía los movimientos de la hacienda, pero administrarla y llevar las cuentas era demasiado, incluso comía en la que era oficina de su padre.
Debió cambiar completamente su atuendo, vestía ahora pantalones de vestir, botas de piel, camisas de vestir, y sombreros de piel.
Había días en los que tenía que reunirse con algunos proveedores y clientes y el debía lucir decente y elegante.
Todos en la hacienda lo ayudaban y apoyaban, pues el había sido todo lo contrario al antiguo dueño, y sobretodo porque el nunca cambio el trato hacia con todos, el seguía siendo humilde y bondadoso, amable y educado, ninguna herencia por muy grande que sea lo haría cambiar su actitud.
Decidí empezar una nueva historia, estará muy padre, espero que puedan leerla y que sigan apoyandome como siempre 😁
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Jaula De Oro
FanfictionUn amor de comienzo equivocado por fin llegó a unir a los dos desconocidos estrechamente. ¿Tal vez en el Destino existe el amor? Elizabeth se vio obligada a casarse con un Joven que recién conseguía una gran herencia con la muerte de su padre el cu...