XIX

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Sunhee había salido de la habitación un rato después. Hoseok dejó su comida en el comedor junto a un vaso de jugo. Sunhee suspiró. Probablemente él no querría verla en aquel momento. La sangre lo habría mareado un poco.

O tal vez era por Jooheon.

De cualquier modo, Sunhee ya no tenía hambre. Sin embargo, se sentó en el enorme comedor, sola. Aunque le había echado un vistazo a la fachada de la enorme casa; en aquel silencio, fue su primera vez observando con detalle cada rinconcito de la habitación. Se le hizo gracioso que la casa tuviera tantos ventanales, al contrario de lo que decían algunas leyendas sobre los vampiros y la luz del sol.

Si te encontraras a alguno de los chicos por la calle, fuera de pensar en lo bien parecidos que eran, jamás pensarías que eran algo que no fuese humano.

Sunhee no tenía idea de porqué, pero los siete tenían temperaturas corporales relativamente normales. Kihyun y Changkyun con una temperatura un poco más baja. Pero ninguno tan gélido como DongJun. Por un momento, pensó en la probabilidad de que tuviera algo que ver con sus lazos con Jooheon.

—Hace rato pude oler tu sangre —Hyunwoo entró al comedor, vistiendo una camisa holgada con los primeros botones sueltos y unos pantalones igual de holgados, el cabello castaño algo alborotado.

—¿Dormías? —le preguntó desviando la mirada a su plato. Se sintió incómoda ante la voz grave.

—No realmente. Los vampiros no dormimos mucho —se sinceró, sentándose frente a ella—. Y tu olor, estoy seguro de que los alborotó a todos.

Sunhee no se atrevió a mirarlo. Hyunwoo era neutro la mayor parte del tiempo, como si no tuviera emociones. Y en aquel momento no era muy distinto. Pero una gota de severidad manchaba su voz.

—¿Jooheon te vendó la mano? —continuó preguntando. Tomando entre sus dedos un adornito que descansaba sobre la mesa y jugueteando con él.

—Lo hizo —respondió suavemente, llevándose un bocado de la comida ya fría a la boca.

—Entonces también habló contigo —Shownu apartó la vista del adorno y la posó en la castaña, que asintió nerviosa. Suspiró—. Sunhee, no busco poner tenso el ambiente. No me malinterpretes. Y sé que él te lo dijo. Pero por favor, ten más cuidado. Ninguno de nosotros te va a lastimar... Jamás. Pero no andes haciendo cosas imprudentes por esta casa como si fuese la tuya. Aunque no te hagamos daño, tampoco es sencillo controlarse. Y se supone que el único lugar en el que podemos estar en paz es aquí. Cuida tus pasos y tus acciones —dejó el adorno en su lugar y se levantó—. Jooheon me pidió que te dijera que fueras a verlo luego de comer —le dijo antes de desaparecer. Otra vez estaba sola.

Terminó de comer unos minutos después. Hasta cierto punto, no sabía si entrar a la cocina para lavar los platos que había ensuciado contaba como desobedecerle al purasangre. Por lo que lo hizo rápido y cuidadosamente. Al llegar a la habitación en la que Jooheon esperaba, sus manos comenzaron a sudar.

Pero, ¿por qué?

Fácil.

Jooheon y ella habían estado juntos tan solo unos minutos antes y él se veía bastante irritado al irse. Le había tomado poco tiempo descubrir que cuando estaba enojado, simplemente se iba. Así que encontrarse frente a la puerta de manera oscura provocó una ola de nerviosismo en ella.

—Adelante —oyó desde adentro sin siquiera haber tocado la puerta.

Él puede olerme —recordó suspirando. Abrió la puerta con cuidado y asomó la cabeza.

—¿Está todo bien? —trató de sonar segura. Pero su voz salió ahogada.

—Sí, pasa —respondió él, dándole la espalda aún, mirando por el ventanal.

Red, Like the Blood «Lee Jooheon»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora