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Park Sunhee miró el cielo nublado a través de la ventana. Y soltó un suspiro pesado, pensando: ¿Cuándo regresaría el sol?

Aunque quería decir que si siguiera viviendo en Daejeon no estaría lloviendo, no podía. Pese a estar bastante lejos de su casa, la temperatura y el clima eran prácticamente iguales en Daejeon y en Seúl durante todo el año. Sólo estaba encaprichada porque no le gustaba estar tan lejos de su familia, y cualquier oportunidad para quejarse, aunque fuese del sonido de los relámpagos, era bienvenida.

Para ella, tener que mudarse tan lejos jamás se le había cruzado por la cabeza.

Entonces, ¿qué hacía allí?

La típica razón por la que aquel tipo de situaciones solían darse: La universidad.

Desde pequeña, a ella le gustaba el arte y todo lo que se relacionara con él. Lo que la llevó a tomar la decisión de estudiar diseño gráfico. Pudo fácilmente haber estudiado en Daejeon. Y, de hecho, no se habría quejado. Más bien, aquellos eran sus planes. Sin embargo, sus padres siguieron insistiendo en que estudiara en la Universidad de Hanyang, en Seúl. Ella estaba completamente en desacuerdo. Y trató hasta el final de convencerlos para quedarse en Daejeon.

Evidentemente, sin éxito.

Ya llevaba tres meses viviendo en Seúl. Se mudó un mes antes de comenzar a estudiar. Sus padres la ayudaban a pagar sus estudios. Acordaron que ellos pagarían la universidad, y ella pagaría el alquiler de su departamento. Por lo que también trabajaba por las tardes en una librería.

Su vida no era mala. En absoluto. No podía quejarse de nada. Sólo que se sentía sola. Siempre supo que la universidad no se asemejaría ni en lo más mínimo a la escuela. Antes estaba rodeada de sus amigos, solían divertirse todo el tiempo. Pero lógicamente aparecieron las responsabilidades propias de la adultez en cuanto se graduaron. Y cada quien tomó su propio rumbo. Para ese momento, sólo mantenía contacto con dos o tres de sus amigas. Las cuales estaban bastante ocupadas. Ya que, a diferencia de ella, ellas habían comenzado a estudiar apenas se graduaron. Cosa que no pudo hacer por complicaciones médicas. Su salud siempre había sido bastante inestable desde niña. Así que pasó más de un año sin hacer nada.

Todo ello, sin mencionar que ella y sus amigas estaban estudiando carreras completamente diferentes en lugares totalmente distintos.

Así que, estaba sola.

Cuando era más joven, le dijeron varias veces que era una persona bastante dependiente. Cosa que negó rotundamente. Porque en realidad ella no lo veía de ese modo. Al menos no hasta que tuvo que mudarse a Seúl. Cuando se dio cuenta de que estaba a cientos de kilómetros de su casa, de su familia, de sus amigos y de todo lo que para ella era cotidiano; fue cuando puso los pies en la tierra. Realmente era dependiente.

Y tuvo miedo de enfrentarse ella sola a la realidad. ¿Qué haría cuando sufriera una crisis existencial? Su corazón se sentía apretado cuando oía la voz de su madre a través de la línea telefónica; cuando le decía que Suni le extrañaba y tenía que imaginarse lo sola que debía sentirse su pequeña hermana de siete años.

Pero la realidad tenía que ser enfrentada por alguien, y esa debía ser ella. Después de todo, era una adulta. Tenía veintiún años y no podía seguir escapando de la realidad. Su salud era más estable que antes. Y tenía que dar una buena cara a la vida. Mientras más rápido se adaptara, más fácil sería para ella estar cómoda en aquel lugar. Y también, más rápido terminaría de estudiar y volvería a Daejeon en algunos años.

Al menos ese era su plan.

Así que volvió a suspirar, tomó el paraguas y su bolso. Salió del apartamento, cerrando la puerta con llave. Cuando estuvo fuera del edificio subió a su auto, el cual no era una joya. Pero le servía para movilizarse, y le tomó mucho afecto desde que pudo comprarlo dos años atrás gracias a todo el dinero que había estado ahorrando trabajando por internet de vez en cuando.

Cuando logró que encendiera, se puso en marcha cuidadosamente bajo el aguacero. Aquel día llovería hasta el anochecer, lo presentía.

Se bajó del auto en cuanto lo estacionó en el campus. Volvió a abrir el paraguas y caminó bajo la lluvia. Por los pasillos, la gente iba y venía sin más. Unos hablaban del mal tiempo que hacía, mientras otros hablaban sobre lo estresados que estaban por culpa de los deberes. Y eso que las clases habían comenzado apenas dos meses atrás.

Pero un comentario se incrustó en su mente.

«¿Oíste los rumores? Dicen que hay más víctimas con marcas en el cuello.»

«Los vampiros suelen manifestarse durante estas épocas del año.»

¿Había escuchado mal? Hasta donde ella sabía, la existencia de los vampiros era algo puramente fantástico. Y se alejaba demasiado de la realidad. En sus veintiún años de vida, jamás había escuchado de los vampiros más que en los libros y las películas. Por lo que, aquello se basaba únicamente en fantasía y leyendas urbanas. Pero aquellos comentarios habían sido dichos con una seriedad que le resultaba escalofriante. Paró en seco y se giró, sin embargo, quienes habían dicho aquello, ya no estaban ahí.

Trató de mantener la mente fija en lo que le concernía durante toda la mañana. No falló del todo, pero hubo un par de oportunidades en las que su mente se desvió del camino hasta dar con lo que había oído más temprano.

Tomó su celular y busco en el navegador "Vampiros".

«Un vampiro es una criatura que se alimenta de la fuerza vital de animales o seres humanos. Se los considera de las primeras criaturas míticas. Se dice que los vampiros no pueden salir a la luz del día, por lo que, en la mayoría de las leyendas, los vampiros viven en lugares en los que la luz del sol es escasa, y salen de cacería por las noches. Sin embargo, existen relatos que exponen la existencia de vampiros capaces de llevar la vida de un humano común y corriente, lo cual los vuelve inmunes a la luz solar y todos los amuletos religiosos que podrían ser usados en su contra. Los vampiros son directamente asociados con los muertos vivientes, ya que estos, luego de morir, conservan sus funciones vitales. Al ser seres "no vivos", tienen una piel pálida y fría. No obstante, se dice que existen vampiros que, aunque pálidos, son igual de cálidos que un ser humano.

Encontrado por: Vampiros.

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Sunhee apagó la pantalla y guardó el celular en su bolsillo. Todo lo que leyó se había basado en creencias antiguas, hipótesis y suposiciones. No había nada realmente objetivo.

Pero aquellos comentarios se mantenían adheridos a su mente. Y aquella palabra que había oído algunas veces en las películas, la misma que también había leído un par de veces en sus libros favoritos, resonó de manera ensordecedora en su cabeza.

Vampiros.

¿Realmente existían?

Red, Like the Blood «Lee Jooheon»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora