Capítulo 1

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- ¡Josué, no puedes continuar así hijo mío! Detente, te haces daño y me haces daño a mí.

- ¡Calla madre! Deja que saque lo que llevo dentro de este corazón roto, no puedo más, no puedo más sin ella.

Hace aproximadamente 3 años la conocí, era una chica común. No tenía nada de espectacular o al menos eso creí.

- Hola, buenas tardes. Soy Renata la nueva asistente de la Coordinadora de Recursos Humanos. ¿Me podrías entregar los últimos comprobantes de pago de los proveedores de la expo pasada?

¡Hola! ¡Ey! estoy aquí, ¿podrías ponerme atención?

Retiré la mirada de la laptop top, seamos honestos, la mire de pies a cabeza. Pantalón entubado, buenas piernas, blusa abotonada hasta el cuello, ¡qué aburrida!; maquillaje natural, al menos resaltaban sus pecas; su cabello chino color cobrizo enrollado en un chongo, no permitía ver lo hermoso de ellos.

- ¡Esa información ya se pasó a tu jefa el día de ayer! ¿No encontraste un mejor pretexto para presentarte conmigo linda?

Le lance una mirada seductora y sonrisa pícara, siempre seguro del macho alfa que soy, me puse de pie a su lado y me acerque a ella.

- ¿Pretexto? ja,ja,ja. Vaya que Irene tenía razón de ti, he perdido una apuesta por culpa tuya. De todas formas, gracias cariño y no te molestes, conozco la salida.

¿Apuesta? ¿Cariño? ¿ Me acaba de dejar con la palabra en la boca? Nunca me había fallado la mirada y sonrisa seductora.

- ¿Qué acaba de pasar aquí? dije en voz alta.

Ese, fue el inicio de este mar de locuras que viví por ti y para ti. No lo negare, a partir de ese día mi meta fue seducirla y llevarla a la cama, como todas las demás mujeres que han pasado las noches a mi lado.

Con el paso de los días, la fui observando en el trabajo. Dejó de ser una simplona. La miraba al caminar, con su cotoneo de caderas, de un lado a otro moviéndose suavemente. Ella era diferente, todos en la oficina hablaban maravillas de ella, todos decían que era una chica genial, divertida y con gran humor.

- Tiene una sonrisa hermosa, dientes perfectos y esa paz que emana de ella, me encanta.

- ¿De quién hablas Alberto? ¿Quién es esa que te encanta ?

Pregunté al interrumpir una conversación de dos compañeros.

- ¿De quién más va hacer ? De Renata

- ¿La nueva? ja, ja, ja. ¿Qué puede tener de maravilloso ? Es una simplona, aburrida diría yo. No le veo nada de maravilloso.

Repentinamente Alberto cambio de color, se puso pálido y sus ojos saltones. Miré detrás de mi y en efecto, ahí estaba Renata escuchando lo que dije de ella.

- Así que, ¿Soy una simplona?

No supe que decir, me quedé sin palabras como nunca. Por alguna razón extraña, me puse nervioso y no supe que decir.

- Estoy segura que te enamorarías de mí y te volverías loco de amor.

Esas palabras hicieron que saliera de mis Shock y lo primero que hice fue reír, reír a carcajadas.

- Mira a la simplona, ¿muy segura de ti estás? Jamás me he enamorado y no creo que tú logres eso.

- Los amores de cama no son reales, los amores del alma son los que te marcan de por vida. No tengas miedo cariño.

¡No tengas miedo cariño!, aún retumban sus palabras en mi mente. Te amo Renata y no entiendo ¿cómo demonios entraste en mi corazón y en mi alma?

JOSUÉ y su historia de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora