Capítulo 8

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Esa noche pase mirando el celular, con deseos de mandarle un mensaje a Renata pero no supe que escribir. No encontraba palabra alguna que lograra expresar lo apenado y dolido que estaba. Además tampoco quería que ella pensara que dominaba mi ser, aunque ya lo estaba logrando.

Mire por la ventana de mi habitación y note que la luna estaba hermosa, brillante y radiante y no hacía más que pensar en ella.

Vamos Josué, ¿qué te pasa? ¿Estarás acaso enamorandote de la simplona?

Decidí dejar de pensar en el amor y esas tonterías y fuí a dormir. ¡Espera! Josué durmiendo temprano un sábado por la noche. Vaya que era algo extraño.

A la mañana siguiente recibí un mensaje de Renata:

"Despierta gruñón, paso por tí en 30 minutos, iremos a la playa. Lleva tu traje de baño más pequeño, quiero ver qué tanto me presumes".

No pude evitar sonreír al leer este mensaje y mi corazón saltó de alegría. ¿Seguirá enojada? Al parecer no.

Llegó y tocó el timbre. Salí rápidamente con mi mochila al hombro.

- ¡Buenos días príncipe gruñón, su carruaje lo espera!

- Buenos días plebeya. ¿Cómo amaneció hoy?

- Amanecí mi querido señor, eso es ganancia. Acompañeme por favor.

Caolocó su brazo junto a mí para que lo tomara y pudiera guiarme hacia el vehículo.

- ¿Sigues enojada conmigo?

- Mi querido principe gruñón, no es momento de hablar de esos temas tan temprano. Permítame dirigirlo a su carruaje. Ta, taaaaan.

- ¡Debes estar bromeando!

- Para nada es una combi Volkswagen modelo 93, espero sea de su agrado mi señor.

Abrió la puerta del copiloto y me ayudó a subir. Francamente no pude evitar sentirme halagado por su tonta atención y su forma de hablarme. Es una chica única, irreverente y una simplona hermosa.

- ¿De dónde sacaste está hermosura ?

- Un amigo me hizo el favor de prestarla, me debía algunos favores y así la conseguí. Pero debes ayudar a cuidarla.

- Por supuesto, es una hermosura . Y , ¿A dónde me llevará usted plebeya simplona ?

- Es una sorpresa mi señor, por lo pronto disfrute el viaje y le doy el derecho de poner la música que sea de su agrado para amenizar este viaje.

Viajamos casi dos horas por la carretera hasta que llegamos a nuestro destino.

- ¿Playa Nunca me olvides?

- Así es mi príncipe gruñón. Esta es una de mis playas favoritas y eres el primero que la conoce.

- Vaya, me siento halagado plebeya.

Ayude a colocar un par de sillas y una sombrilla que venían en la combi, saque una cesta de comida. Mientras terminada de acomodar, noté que Renata estaba admirando el paisaje y de repente decidió quitarse el vestido floreado que traía puesto. Debajo de el llevaba un bikini color verde. Quede boquiabierto al contemplar su hermosa piel morena, sus piernas torneadas y sus hermosos pechos pequeños y perfectos, sus rizos por fin los soltó de esa coleta que los reprimía. Esa simplona que conocí hace unos meses no era la misma que estaban viendo mis ojos.

- ¡Vamos cariño! Nademos un poco.

Pasamos una mañana divertida, entre juegos y sonrisas, por un momento olvidé lo que había pasado un día antes. Ella hacía que todo fuera perfecto, no veía nada negativo en todo lo que le pasaba aún fueran cosas malas, ella siempre veía lo bueno de todo. Por la tarde tomábamos el sol tirados en la arena

- Dime ¿qué pasó con la chica del restaurante ?

Sin tantos rodeos, hizo la pregunta por fin. Le conté lo que pasó, mientras lo hacía ella no quitaba la mirada del mar y solo me escuchaba en silencio. Entre más y más contaba , sentía que lo que había hecho no era correcto, pero no era la primera vez que lo hacía entonces, ¿porqué ahora me siento así?

- ¿ Y crees que es correcto lo que haz hecho por todos estos años?

- Mira Renata, no es la primera vez que lo hago y no es que me arrepienta pero hace mucho vivo una vida así, libre de prejuicios , libre de mi sexualidad, libre, sin compromiso. Entonces, no puedo decir si lo que hago o hice es o no correcto, porque para mí fue solo momento.

Dejó de mirar el mar, se dirigió hacia mí y con una mirada seria que en marcaban sus rasgos de enojó me dijo:

- Pues no es nada correcto lo que haz hecho con esas chicas y por eso recibirás un castigo el día de hoy.

Se abalanzó sobre mí y comenzó hacerme cosquillas, deje que disfrutara por un instante sentirse poderosa sobre mi, apretaba sus piernas a mi cadera y se lanzaba sobre mis costillas, tomé sus manos y le dije que parara mientras reía y reía.

- ¿Prometes dejar de hacer esas cosas ?

- Prometo que no quiero hacerte esas cosas a ti.

Levanté mi cuerpo sobre la arena mientras ella seguía sobre mi, baje sus brazos y los puse sobre mis hombros, la miré como nunca lo había hecho con otra chica y le pregunté:

- ¿Qué brujería haz hecho en mi? No dejo de pensar en ti, no dejo de imaginar cómo serán tus besos, no dejo de soñarte por las noches junto a mi. ¿Dime que haz hecho Renata.?

Lanzó una sonrisa inocente.

- No he hecho más que dejarte ser tú. Permitirte ser tú, libre de esas máscaras de personalidad que rodean tu ser. Dejé que fueras Josué el gruñón.

Acaricie su rostro y le di un beso en la mejilla.

- ¡Gracias! Gracias simplona.

Terminamos nuestro día en la playa, pasamos a comer a una pequeña fonda que encontramos en el camino. Pidió dos cervezas y puso en su celular una de sus canciones favoritas y comenzó a cantar mientras esperábamos la comida.

- ¡Comportate Renata!

- ¿Comportarme? ¿acaso estoy haciendo algo mal señora?

Dirijo su pregunta a la dueña de la fonda.

-
No cariño, para nada. Canta y alegra mi tarde y de paso sigue enamorando a tu novio.

Nos miramos en silencio y comenzamos a reír. Pensé, ¿Novios? Hace muchos años que no tengo una novia.

Ella siguió cantando incluso mientras comíamos, así de irreverente como siempre. Llegamos a mi casa, pero ella sólo me dejó enfrente y partió rápidamente.

- ¡Nos vemos mañana príncipe gruñón! Descansa.

Entré a la casa con una gran sonrisa pero sentía la presencia de alguien observándome. Quizá solo fue mi imaginación.

JOSUÉ y su historia de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora