El Club Homero

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▪ Alzheimer. La primera vez que Eidan oyó esa palabra pensó que se trataba del apellido del último fichaje del Real Madrid o de algún concepto aprendido e inmediatamente olvidado en la clase de Sociales

▪ al apreciar ese brillo en tu mirada, supe que serías valiente y aventurero

▪ ayudado. No siempre la familia ha de serlo por lazos de parentesco. Hay personas que, por su cercanía o por el modo en cómo nos ven o nos tratan, se han ganado más nuestro cariño que otras que forman parte de nuestra familia y que no han hecho nada por nosotros.

▪ Para él, aquel pueblo había sido siempre la antesala al infierno, la pequeña aduana que había que atravesar antes de adentrarse en el estricto mundo del abuelo

▪ abuelo le fascinaba todo lo que tenía que ver con el ejército y las hazañas bélicas. Esta afición le resultaba curiosa a Eidan, como también que al abuelo le gustara que le llamaran el coronel, sobre todo teniendo en cuenta que jamás había estado en una guerra, ni tampoco había hecho el servicio militar.

▪ Sí, sin lugar a dudas, todo estaba en su sitio; todo, incluso el abuelo.

▪ Eidan dormía abrazado a La odisea, aquel libro que encontrara con sus amigos.

▪ Esclavo de sus rutinas, el abuelo era muy previsible

▪ ─Los libros están para leerlos ─interrumpió bruscamente el abuelo dando síntomas de que su otra personalidad seguía ahí dentro ­ es absurdo, casi diría que un sacrilegio poseer uno si no lo piensas leer.

▪ En ese instante fue consciente de que era difícil que el coronel pudiera mostrar algo de cariño a las personas ya que se lo dedicaba todo a sus libros.

▪ ─La odisea es una lectura difícil, cualquier lectura lo es si no estamos preparados para sumergirnos en ella. Ya

▪ Su vida, la nueva, se resumía en una cabaña, un claro en el bosque y los libros

▪ ─¿Ves esas puertas? Tras cada una de ellas se encuentra uno de los recuerdos más preciados de tu abuelo. La enfermedad ha hecho que se hallen perdidos, vagando en la nada.

▪ ─Hay algo más ─añadió Ulises─; debes evitar a las sombras. ─¿Las sombras? ─Son devoradoras de recuerdos. Has de llegar antes que ellas. Si se hacen con alguno de los recuerdos, se perderá para siempre.

▪ La enfermedad ha generado un caos en la cabeza del coronel, y nada está ya en su sitio.

▪ Soy el guardián del pozo y es en el pozo donde debo estar.

▪ El dibujo que ves en cada puerta, puede significarlo todo o, por el contrario, no significar nada.

▪ cada puerta parecía transportarlo a una historia de las que vagaban por la desordenada mente del abuelo.

▪ ─Aquí nada es lo que parece. Cuanto antes lo tengas claro, mejor te irán las cos

▪ La mente del abuelo constituía un universo literario en el que cualquier cosa era posible.

▪ El paisaje desértico resultaba enternecedor a pesar de su aridez y su fiereza. Eidan se acordó entonces del abuelo. Jamás había salido de España; de hecho, apenas conocía nada más allá de su bosque y su casa. Y, sin embargo, era capaz de viajar y explorar los lugares más inhóspitos sin necesidad de moverse de la biblioteca.

▪ a veces, aquello que con más énfasis buscamos, suele estar delante de nuestras propias narices.

▪ El abuelo había regresado a la superficie para hundirse una vez más en el oscuro agujero en que lo tenía cautivo su enfermedad.

▪ ¿Qué habría sido del progreso de la humanidad si siempre hubiese imperado la lógica? Lo que importa no es lo que deberías creer, sino lo que verdaderamente crees.

▪ triunfaste en tu propósito de salvar sus recuerdos, porque ahora residen en ti y, mientras tú vivas, la memoria de tu abuelo no se perderá en el olvido.

Frases del Olimpo. Vol2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora