Si solo fuera un cuento de hadas - Victoria Vílchez

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1. Todo lo que no dijimos porque hubo magia. Magia de la real, de la que sabes lo que significa, aunque no seas capaz de traducirla en palabras.

2. Si Jay cree en el maldito destino, yo creo en él y en mí, en nosotros. Solo tengo que demostrárselo.

3. Acaricio el papel con la punta de los dedos de forma distraída,

tentada de ser yo la que narre una historia distinta, una en la que la princesa no se enamora del príncipe al que se suponía destinada.

4. —Todo va a ir bien.

Levanto la barbilla.

—Me gustaría que esa frase significase lo mismo para ti que para mí.

5. Supongo que me creía acostumbrada a no ser merecedora del cariño de las personas que me importan, que mi actitud resignada ante la frialdad con la que mis padres me tratan era un símbolo de fortaleza. Solo que no es así en absoluto, no con Jay. Con él quiero más y es tremendamente doloroso que solo piense en completar su labor.

6. —Siento lo que ha pasado entre nosotros —murmura, destrozándome un poco más—. Te mereces ser feliz.

7. «Con otro», completo por él, aunque no me salen las palabras.

8. Ni siquiera la improbable posibilidad de que Jay estuviera en lo cierto y sea mi alma gemela consigue que le mire de una forma diferente.

9. Acto seguido, me suelta y a mí se me escapa un suspiro de alivio y, con él, llega también la certeza de que no hay nadie ahí fuera esperando por mí o por el que yo desee esperar; nadie salvo Jay.

10. El pulso comienza a latirme en las sienes y se me seca la boca. Ese tío va a posar sus labios sobre los de ella, la besará porque es imposible no desear hacerlo, porque Ali brilla como una jodida estrella, porque es tan increíble y tan especial que hasta yo —su hada madrina— he terminado cayendo rendido a sus pies.

11. Con Ali he descubierto lo que significa querer a alguien, reír sin motivo, admirar el cielo solo por el placer de hacerlo; con ella he deseado hacer las cosas por mí mismo, solo para demostrar que soy algo más que lo que la magia hace por mí; con ella he comprendido, por fin, la importancia real de nuestro trabajo.

12. Y ahora... ahora he entendido también lo que es el miedo.

13. Ali puede que sea el amor de mi vida, pero yo no soy el suyo, y es por eso por lo que jamás arriesgaría su felicidad en favor de la mía. La quiero.

14. La quiero feliz, sea como sea, aunque eso implique mi propia infelicidad.

15. Siento la quemazón de los celos ardiendo en mi pecho, extendiéndose por mis venas y arrasando todo a su paso. Sin embargo, soy consciente de lo estúpido que resulta creer que puedo perder algo que no he tenido nunca.

16. Daría lo que fuera por pertenecer a Ali y, con esa idea, termino de situarme a su lado y la tomo de la mano para llevarla conmigo a casa.

17. —No voy a dejar que me borres la memoria.

Pero Jay se apresura a negar.

—Soy demasiado egoísta para hacerlo. No puedo... No quiero que me olvides, Alice Queen

No es él. No puede serlo porque yo quiero a otra persona. Estoy enamorada de ti, Jay —confieso, esta vez sí, sin titubeo alguno, porque nunca he estado más segura de algo en toda mi vida.

18. —Te quiero, Jay Forevermore —repito, y su cuerpo parece encogerse ante tal afirmación—. Duele que no... que tú no sientas lo mismo, pero no te excuses en el maldito destino para deshacerte de mí —le espeto a continuación—. El destino, tu jefe y tú podéis iros al infierno si creéis que mis sentimientos son... intercambiables, algo con lo que jugar a vuestro antojo. Irrumpiste en mi vida sin permiso y la llenaste de magia, pero no de la forma en la que piensas, sino de una mucho más sencilla.

Frases del Olimpo. Vol2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora