-Bueno Aria, -Jacob terminó de firmar las recetas de las medicinas que tenía que tomarme las siguientes semanas -nos vermos una o dos veces por semana a partir de ahora hasta que tu recuperación sea total. La primera cita te la doy para el viernes que viene a las diez.
-Doctor, ¿cuándo podrá volver a clase? Queda muy poco para los finales y no quiero que se los pierda. -Interrumpió mi madre.
-Bueno en principio la semana que viene si se encuentra mejor ya puede volver. Aquí tiene. -Le entregó a mi madre varios papeles y me miró de reojo. -Que tengan un buen dia, Aria nos vemos el viernes.
Me despedí del doctor con una simple sonrisa.
-Y por favor, ten mucho cuidado la próxima vez que cruces la calle. -Añadió sonriendo.
Mi madre me ayudó a incorporarme ya que tenía el pie derecho escayolado y me apoyaba en una muleta. Ambas salimos de la consulta del doctor a paso lento.
-Te costará un par de días acostumbrarte a las muletas. -¿Ahora eres médico también? Ethan soltó una carcajada que retumbó por toda mi cabeza y perdí el equilibrio por una milésima de segundo.
Tanto tiempo en coma me había debilitado demasiado, había perdido más peso y se me marcaban todos los huesos del cuerpo. Me sentía débil, enferma. Los moratones y heridas que el accidente había dejado en mi cuerpo me dolían con tan solo respirar. Estaba claro que iba a ser una recuperación larga y muy dura.
Nos montamos en el coche y mi madre arrancó el motor.
-¿Te encuentras bien hija?
-Si mamá. -Pasamos unos minutos en silencio. Salió del parking del hospital con mucha cautela, quizás para no hacer movimientos demasiado bruscos.
-Hija, -hizo una pausa para tragar saliva. -Pensé que no sobrevivirías a ese accidente. Rezaba a todas horas para que te recuperaras y no me dejaras sola. -Los ojos se le llenaron de lágrimas.
-Mamá tranquila, nada ha cambiado, estoy bien.
-Bueno, casi nada. -Las palabras de Ethan me estremecieron pero seguí ignorándolo. -No podrás ignorarme el resto de tu vida Aria, estoy aquí, estoy vivo dentro de ti.
Tras unos veinte minutos de viaje en coche mi madre aparcó en la entrada y se apresuró a abrirme la puerta.
-Puedo sola mamá. -Era mentira pero no quería que mi madre sintiera que tiene que hacerlo todo por mi, en algún momento tenía que volver al trabajo al fin y al cabo era lo que nos mantenía a flote.
-Espero que no te importe pero tienes que entender que era mi obligación hacerlo. -Enarqué una ceja. ¿hacer qué? -He llamado a tu padre nada más enterarme de tu accidente, estuvo un par de días contigo en el hospital mientras estabas en coma.
-Mamá...
-Cariño es tu padre, si te pasaba algo... -Dirigió la mirada hacia otro lado como evitando el pensamiento negativo que atravesaba su mente. -Tenía que saberlo, te quiere Ari, eres su hija.
Me limité a no decir nada. El silencio seguía siendo mi respuesta favorita. Subí los escalones del porche dando saltos con la pierna buena y mi madre me seguía de cerca por si me caía. Entramos en casa y me dirigí a la sala de estar para sentarme en el sillón estaba exhausta.
-He habilitado el cuarto de invitados de la planta baja para que duermas ahí hasta que te recuperes. Te he bajado algo de ropa y unos libros.
-Gracias mamá pero prefiero mi cuarto estaré mucho más cómoda.
-Hija tu cuarto está en la primera planta no puedes estar subiendo y bajando cada vez que necesites algo de la cocina o...
-Mamá, tengo el baño arriba, Vic vendrá todos los días y puede subirme la comida o incluso yo puedo llevarme algo y tenerlo a mano, una o dos veces al día puedo bajar a la cocina si necesito algo, por favor estaré mejor en mi cuarto. -Mi madre me miraba boquiabierta, no sabía qué decir. -Además el doctor ha dicho que me viene bien hacer ejercicio para recuperar fuerzas.
-Vale, vamos te ayudaré a subir y después trasladaré de nuevo las cosas a tu cuarto.
Me incorporé de nuevo y con la ayuda de mi madre subí poco a poco los escalones hasta la primera planta.
Cuando entré a la habitación algo había cambiado, no sabía el qué pero algo estaba distinto.
-De acuerdo, ahora subo tus cosas de nuevo y te subo la cena.
Una vez sola me desplacé lentamente hasta la cama y me senté en el borde. Acaricié la suave tela blanca de la colcha. Me dejé caer de espaldas y una punzada de dolor lumbar de una de las heridas de la espalda me dejó sin respiración durante un instante.
-Deberías descansar.
-Ethan ahora lo último que me apetece es discutir contigo. Susurré mientras me incorporaba de nuevo.
La puerta del vestidor estaba abierta y el espejo de pie que había al fondo apuntaba directamente hacia la cama. De primeras no reconocí a la persona que estaba sentada en la cama. Los huesos de los hombros sobresalían a través de la camiseta blanca más de lo normal, las piernas tan finas y escuálidas daban la sensación de que podrían sostenerme erguida mucho tiempo seguido y la cara... Necesitaba una ducha pero sin embargo me acomode en la cama y estiré el brazo hasta la mesita de noche para coger los cascos y el iPod.
La música siempre anima.
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A Ciegas.
Teen FictionAmar al alguien a quien no has visto ni tocado jamás no es sencillo pero es posible. Tras un accidente de tráfico que casi acaba con su vida incluso antes de que haya empezado, Aria Brawn descubrirá que el amor es más que físico, es cosa de almas.