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フ カ セ

Y así, queriendo hacer algo pero no haciendo nada, veo como ese chico rubio algo más alto que yo se lleva a Oliver a rastras.

Aprieto mis puños con fuerza, junto a mis dientes y expresión. ¿Por qué narices he dejado que ese estúpido repipi se lleve a Oliver por la cara? Me siento... no sé cómo me siento.

Sólo sé una cosa; que me molesta profundamente que ese idiota aleje a Oliver de mí...

... y ni siquiera sé el porqué de ello...

Cul me mira, al ver su expresión de pena hacia mí —pero con una pequeña sonrisa intentando aliviarme —le sonrío apenadamente y le dedico una mirada de disculpa.

He de disculparme por la situación que ha pasado justo en frente de ella.

— No soy mucho de meterme en las conversaciones ajenas, pero... —al oír el inicio de esa frase, sé que Cul va a mandar a freír espárragos las 9 primeras palabras. — ¿Realmente te importa ese chico? Me refiero... Antes casi matas con la mirada a Yohio al ver que le había tocado un poco.

No sé si reír por el hecho de que ella no sabe el porqué de mi enfado hacia Yohio, o llorar al ver que ha vinculado eso que Oliver me importe.

Espera... ¿Él me importa? Realmente no me había hecho esa pregunta hasta justo ahora.

Ya tengo tema para pensar en los próximos diez segundos.

— Pues... —murmuro, intentando no sonar distante a la conversación. Aunque creo que me distancié hace ya tres minutos. —... creo que sí.

Cul curva los labios, mostrando una sonrisa pilla.

— ¡Entonces ve a donde sea que se haya llevado al niño, y llévatelo contigo! —exclama, alzando la mano para darme un golpe amistoso.

Trago saliva, entonces doy un paso atrás, esquivando el golpe. Cul me mira extrañada, entonces cojo aire.

— ¡Voy ahora mismo! —exclamo, con el nerviosismo recorriéndome el cuerpo. — ¡Hasta luego!

Salgo por la puerta dejando con la palabra en la boca a Cul, cosa que esperaba. Camino con brío hasta la puerta principal, donde rápidamente salgo y cierro dando un portazo.

Lo que me encuentro al mirar el suelo es extrañísimo a la vista. Es una especie de polvo dorado esparcido por el suelo, hay un pequeño rastro hasta el ascensor.

Con la expresión de extrañeza más grande que puedo tener, sigo el rastro y entro en el ascensor. En la placa de botones, justo en el botón más bajo, hay otra mancha de ese polvo brillante. Entonces pulso el botón. El ascensor comienza a bajar, en el tiempo suficiente como para darme cuenta de que ese polvo me ha manchado parte de los dedos y los pies. Y al limpiarme solo consigo esparcirlo más.

Se abre el ascensor y veo un pasillo largo y poco iluminado, salgo del elevador y camino lenta y algo miedosamente hasta una puerta que hay al final del todo. Al llegar la abro, viendo unas escaleras llenas de polvo que dan a un piso mucho más bajo.

Bajo las escaleras con torpeza, se me había olvidado cómo se hacía de tanto utilizar el ascensor.

Al llegar abajo, solo veo un sofá color mostaza al fondo del cuarto —con tan solo una bombilla que ilumine el cuarto —y una caja al lado de ello. Me acerco lentamente, sintiendo cómo el polvo brillante que tengo en los dedos me entra en la nariz. Estornudo entonces, y oigo un ruido en algún lugar de la gran habitación. Miro hacia todos los lados posibles, pero solo veo una puerta en la que hay un cartel.

"Zona de desestabilización, no entrar si no estás autorizado"

Me extraño ante ese texto, pero lo ignoro y me agacho para poder manipular los objetos en la caja. Hay cantidad de expedientes, todos con fotos y nombre los cuales, la mayoría, me suenan.

"Hatsune Miku, 16, Femenino. ¿Ha pasado por el desestabilizador? Sí"

"Leon, 24, Masculino. ¿Ha pasado por el desestabilizador? Sí"

"Sweet Ann, 26, Femenino. ¿Ha pasado por el desestabilizador? Sí"

Habiendo leído ya eso —y viendo que muchas fotos están tachadas a rotulador rojo —, solo puedo esperarme que "desestabilizar" sea algo malo.

Una persona me viene a la mente, entonces comienzo a buscar su expediente lo más rápido que puede mi histeria. Logro encontrarlo.

"Oliver, 12, Masculino. ¿Ha pasado por el desestabilizador? No"

Un suspiro de alivio se escapa de mis labios, entonces planto mis ojos en la pequeña fotografía. Una expresión alegre y risueña adorna su rostro, se ve contento.

Tras un minuto de mirar la foto, una sonrisa boba se me crea en el rostro.

Tan embobado estaba que no me di cuenta de que alguien había detrás de mí, el cual sopló e hizo que más de ese polvo dorado se posara en mí.

Pero para cuando quise reaccionar, ya me había desplomado en el suelo del todo.

Virtual  problem | Olikase {Oliver x Fukase}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora