Virtual problem | Olikase {Oliver x Fukase}

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フ カ セ

Ya he salido de la habitación, y estoy de camino a las escaleras cuando, de un golpe, la chica me agarra del brazo y me frena. Giro mi rostro con desgana, la miro indiferente. Ella inmediatamente me suelta y comienza a toquetearse el cabello, nerviosamente.

— ¿Qué? —secamente, pregunto eso.

La chica coge aire, entonces suelta su pelo y baja la vista. Veo que aprieta los puños.

— Quiero que... me apagues... —me susurra, en un hilo de voz que casi no logro oír. —, por favor...

Me extraño totalmente al oír su anhelo, tanto que abro los ojos a más no poder. Pero al ver que no alza la vista, veo que su proposición va en serio.

Totalmente en serio.

— ¿Por qué debería hacerlo yo, eh? —le pregunto de vuelta, medio guasón.

La chica me mira a los ojos, y entonces doy medio paso atrás.

— Porque Akarui no querría apagarme de por vida.

— ¿Quién es Akarui?

— Es... —da un paso atrás, como insegura de seguir hablando. Pero coge un poco de aire y, finalmente, me vuelve a mirar. — Es quien quiere apagaros a todos, ese es su plan... Es una Utauloid y, bueno... Es complicado. Tan solo sé que me dijo que, como yo la quise ayudar, no me apagaría... pero...

Se autoabraza, totalmente incómoda. Se le nota de lejos.

— Pero yo pensé que todo sería indoloro, pensé que nadie sufriría. Pero he comprobado que no, y... No puedo seguir así... Me siento horrible...

— Lo haré.

La chica me mira totalmente extrañada, y logro ver unas pequeñas lágrimas en los bordes de sus ojos amarillos.

— ¿Que qué? —me pregunta, y entonces veo una sola lágrima rodar por su mejilla.

— Que lo haré. ¿Qué más quieres escuchar, eh? ¿Quieres escuchar desprecio? ¿O tal vez algo de arrogancia? —le pregunto, con una voz molesta desde el segundo cero. — No pienso ser como tú, un ser que ha apagado a tantos Vocaloids por no morir en un primer lugar. Eres despreciable y, ciertamente, deberías sufrir lo que Oliver ha sentido.

La chica me mira con los ojos como platos, entonces niega con la cabeza, moviéndola de un lado a otro mientras cierra los ojos.

— Eres una cobarde, totalmente. —repito.

Ahora con la mirada quebrada, echa la mirada al suelo y comienza a llorar, ni siquiera dignándose a cubrir sus lágrimas con ambas manos.

Pero, de todas formas, ahora mismo me da malditamente igual.

Logro oír un paso patoso, como un golpe contra la pared. Y entonces oigo una voz milagrosa.

— ¿Qué... ha pasado? —pregunta.

Cuando giro la vista y veo a esa persona, no puedo evitar quedarme estático en el sitio, asimilando lo que está pasando en este puto momento.