Capítulo 4

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Seguimos bailando por unos veinte minutos más, antes de que las luces se prendieran de repente y sorprenda a varios besándose por ahí.

Nos quedamos perplejos, miré al alrededor y vi que Verania ya estaba saliendo del lugar como la mayoría.

No lo pude creer. Me dejó. Ahí. Con alguien que apenas y conozco.

Aunque la verdad, no quería que ese momento acabara.

Quería estar agarrada de sus manos fuertes todo el tiempo que pueda.

Bailar con él el resto de la noche.

Intercambiar palabras, por más pocas que sean.

Necesitaba seguir ahí, pero parecía que él no.

Me extendió de vuelta su mano, como para salir de ese lugar.

No me quedo de otra que seguirlo. Seguíamos en el piso superior, ya que en el piso de abajo seguían bailando, gritando y tomando mucho alcohol. Hasta que se dieron cuenta de que la fiesta había terminado.
Casi corriendo él se separóde mi y fue a su mesa para ver a los niños dormidos, se veía muy tierno,
-- debió de venir de niñero-- pensé.
Era gracioso, alguien con fachada de "chico malo" siendo niñero de unos pequeños, era gracioso, pero a la vez muy tierno.
Mi madre me despertó de mi burbuja de pensamientos, como siempre.
---¿Nos vamos?--- preguntó.
---Si, ya voy pero primero iré al baño.--- respondí.
Me miró con curiosidad indisimulada pero aceptó con un leve asentimiento de cabeza.
Fui rápido ya que todos ya se estaban yendo y cuando cruzaba un gran soporte cilíndrico, sienti que alguien me estaba mirando, así que giré hacia un costado y lo vi sentado, se veía muy relajado, y con una sonrisa ensanchada y hermosa, casi adictiva. Y estaba dirigida para mí. ¡Para mí! Pensé en mi interior.
Yo le respondí con una sonrisa muy tímida, mi típica sonrisa. Y entré en los lavabos, casi corriendo antes de que me desmaye por culpa de esa sonrisa.


Diario de una adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora