—¿Para eso querías hacer una fiesta cabrón?-grita Lu, dándole una bofetada a Valerio, quien estaba dándose el lote con Renata.
—¿Qué te pasa ahora? —se queja él.
—¿Qué le diste a Guzmán? —Lucrecia pregunta furiosa.
—Felicidad, ¿quieres un poco? —Valerio se ríe, contagiando a Renata.
—¿A ella también? —Valerio y Renata no paran de reír—. Claro que la drogaste, esa es la única forma en la que ella te haría caso.
Valerio deja de reír al escuchar su comentario.
—¿Qué te pasa a ti? —Valerio se acerca a Lu—. ¿Ya se te olvidó cómo nos divertíamos antes? —le susurra al oído.
Como si Lu fuese Eva y Valerio una serpiente, Lu cayó en su juego y aceptó un poco de felicidad.
...
El ambiente en el fiestón estaba a tope, todos bailaban con locura, incluso Rebeca y Lu convivían sin problemas.
Guzmán estaba que se salía, bailando a tope con Polo.
Valerio y Renata no se separaban ni con agua caliente.
Era solo otra fiesta de unos chavales con pasta intentando olvidar la tragedia y seguir adelante con sus vidas.
Guzmán y Valerio abrieron dos botellas y mojaron a todos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
...
—Soy una avioneta, mira cómo vuelo... ¡aah!
—Yo solo miro pal' suelo... ¡aah!
Valerio y Renata cantaban a pleno pulmón sentados en la acera.
—Renata, sube al coche —le dice Guzmán.
—Nos vemos mañana, guapo —Renata besa la mejilla de Valerio y se va.
...
—Ya no aguanto más —Lu se quita los tacones.
—Por fin —Valerio suspira, tumbándose en la mesa de billar.
—Está bien —Lu ríe.
—He perdido un calcetín —Valerio ríe, mostrándole su pie descalzo a Lu.
—¿Quién pierde un calcetín? —Lu se carcajea.
—Yo, salí de casa con dos y ahora solo tengo uno.
—¿Pero por qué? Nadie, nadie pierde un calcetín en una noche así —Lu se sienta a su lado.
—Igualmente, te sé la historia de una chica que salió sola de casa —Valerio empieza a hablar.
—No, no iba sola —Lu se ríe.
—Cállate que es mi historia. Salió sola y llevaba un sujetador negro de encaje divino —Valerio juega con las manos de Lu—. Y llegó a casa y ya no lo tenía.
—No lo tenía porque lo tenías puesto tú —Lucrecia se ríe.
—Y de hecho me quedaba de puta madre —ambos estallan en risas.
Los dos se tumban en la mesa de billar.
—Echo de menos esto —Valerio mira a Lu—. Te echo de menos a ti.
—Siempre —dice ella—, siempre —Valerio la calla.
Valerio no quita los ojos de los labios de Lu y ella se da cuenta. Se acercan peligrosamente, hasta que Lu reacciona y lo empuja.
—Prometimos que esto no iba a volver a pasar —suspira—. Soy tu hermana, Valerio —se levanta y se va.
—Medio hermana —Valerio golpea las bolas de billar perfectamente colocadas en triángulo.
