—Os doy 100 pavos a quien adivine qué tengo debajo de esta bata.
Había pasado una hora y la situación estaba que ardía.
—Por favor, Valerio —se quejó Lu.
—Por cierto, ¿cómo me queda? —se acercó a mí y me observó.
—Divino, tía —le dije riendo.
Había sucumbido a la locura y llevaba un rato dándole al champán directo de la botella que trajo Lu, y creo que el alcohol ya estaba surtiendo efecto.
—Es tu color —dijo Cayetana.
—Adivinen qué llevo debajo —dijo tomando la soga de la bata, jugueteando con ella.
—¡Yo! —levantó la mano entusiasta Cayetana.
—Tú —la señaló Valerio.
—Nada, vas en pelotas—dijo segura.
—No —negó Valerio. Ahora Guzmán levantó la mano—. Tú —lo señaló.
—Calzoncillos —respondió seguro de su respuesta.
—No —se rió—. Lu, tu turno —ella rodó los ojos.
—Yo sí lo sé, pero no voy a jugar —lo miró mal—. ¿Nos podemos ir, por favor, cariño? —le suplicó a Guzmán. Él negó mientras me arrebataba la botella y se la empinaba.
Miré mal a Guzmán por su acción, pero rápidamente me uní al juego de Valerio.
—Creo que lo sé —dije divertida, iba a hacer trampa—. Llevas un calcetín.
Había visto hace un rato a Valerio quitarse un calcetín antes de ir al baño y regresar con la bata puesta.
Valerio se acercó para entregarme el billete.
—Todo tuyo, señorita lista —tomé el billete victoriosa—. Me gusta esta chica —extendió sus brazos exclamando al aire—. ¡Me gusta esta chica! —gritó en dirección al mirador de la casa.
—¡A mí también! —gritó Guzmán con euforia sin entender nada, Lu solo lo veía con mala cara.
—Tengo otro premio para la chica lista —dijo Valerio acercándose peligrosamente a mí.
Se había colocado casi sobre mí, puso una de sus rodillas entre mis piernas apoyándose en el sofá.
—¿Así? —reí levemente, sentí su aliento sobre el mío—. Quiero mi regalo —reí mientras empecé a desatarle la bata a Valerio.
La cabeza empezaba a darme vueltas.
—Despacio, despacio, despacio, que si no no se disfruta —me susurró seductoramente.
Torpemente tiré de la bata y esta se abrió, yo me giré cubriéndome la cara mientras reía frenéticamente.
—No esperaba que fuera tan grande —dije a carcajadas.
Guzmán y Cayetana se reían conmigo mientras Lu maldecía a Valerio.
Guzmán y Valerio se tiraron en la piscina mientras Lu les gritaba y los regañaba.
