~Perdida~

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Después de lo que pareció una eternidad, las voces en mi cabeza se disiparon, llegamos a lo que parecía ser una feria, el paisaje era alegre, había payasos, vendedores de algodón de azúcar, era todo lo opuesto al lugar por donde habíamos llegado, seguimos caminando hacia una carpa de circo, al adentrarnos presenciamos a unas personas que al inicio parecían ser trapecistas, una de ellas salto y no alcanzo a tomar las manos de la otra y callo al suelo dejando a su paso una nube de polvo.

-Su turno señoritas, dijo un señor alto y alargado de color azul cuya cabeza había Sido reemplazada por un sombrero.

Erla salió corriendo.

Quise alcanzarla pero no lo logré, -Simples mortales, todos son iguales- Dijo una voz familiar.

-Gallur...

-Veo que te estás divirtiendo Sunna, pero creo que olvide decirte que entre más tiempo pases aquí, te irás convirtiendo en un simple mortal, porque crees que tus manos no se curaron-dijo mientras esbosaba una sonrisa burlona.

Odiaba tanto esa sonrisa, lo odiaba tanto a él y a Anna, apreté mi espada y con todas mis fuerzas se la clave en el pecho, pero no hubo nada, ni una pizca de dolor.

-Eres patética-Dijo mientras sacaba la espada de su pecho-necesitaras más que una espada para enfrentarte a nosotros, podría asesinarte ahorita dijo mientras posaba la espada en mi garganta, pero yo no soy el dueño de tu alma.

-Anna... -Dije entre dientes.

****

Seguí mi camino, aún debía encontrar a Oddi y ahora también a Erla, y evitar a todo costa toparme con Anna.

A la distancia divisé un lago en el cual había un niño que se encontraba patinando en el, traía ropa de invierno y a su lado estaba Erla nadando.

-¿Cómo es posible?-Expresé

Erla al escucharme salió del lago, estás bien dijo mientras me abrazaba, creí que te habían atrapado los ya sabes, demonios.

Ignore su comentario-¿Quien es el?.

-Leifur, mucho gusto-dijo extendiendo su mano.

-¿Cómo puedes patinar en el lago sin estar congelado?-dije atónita.

-No tengo idea, lo único que recuerdo es estar patinando con mis hermanos y luego termine aquí.

-Erla porque saliste corriendo-dije con tono molesta.

-Muchas veces había deseado poder ir a la carpa, pero estando ahí simplemente no pude.

-Espera ¿Fueron a la carpa?-Dijo Leifur asombrado. -Yo he querido ir porque ya sabes lo que dicen si logras tomar las manos del trapecista puedes regresar.

-Y sino mueres-termino Erla.

-Por eso corriste, tenías miedo Erla.

-Mira yo creo que sí lo podemos lograr Erla, hay que ir, o acaso quieres pasar toda tu eternidad aquí.

-obvio no Leifur.

**""*

Nos dirigimos de regreso a la carpa Erla tomo mis manos y me dijo -Lo que sea que estés buscando se encuentra en el jardín prohibido donde habitan los demonios.

-Tú como lo sabes.

-Tú símbolo, tu alma le pertenece a un demonio.

Lárus interrumpió nuestra platica- Yo iré primero Erla.

-No, yo ya he pospuesto demasiado esto.

Erla subió hasta lo alto tomo el columpio y se balanceó, saltó dió una media vuelta y tomo las manos del trapecista para luego desaparecer.

-Ya regresó, dijo Leifur, ahora es mi turno.

Yo me senté a observar como Leifur subía, tomó el columpio, se balanceó, saltó dió una media vuelta y cayó al suelo, dejando una nube de polvo a su paso.

-¿Tú turno?- dijo el mismo señor azul que momentos atrás nos habíamos topado antes de que Erla saliera corriendo.

-Aun no estoy lista, dije mientras abandonaba la carpa.

Seguí caminando, aún debía encontrar a Oddi, pero no sabía cómo, me sentía completamente pérdida.

Once Upon a time an angel and a Devil fell in loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora