Capítulo 2

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Eos, último piso.

Donde solo los trece Blondies tenían permitida la estancia.

Ese día, habiendo comido su desayuno mucho más tarde de lo habitual, Riki se limpiaba los labios con una servilleta; y en ese momento, el furniture Cal habló:

"Hay un mensaje del amo."

"¿Qué quiere?"

Después de dos meses, Cal se había acostumbrado a la brusquedad.

"Debe llegar a las 1500 al centro médico." No había error en esas palabras. Quizás el sentido de discordia de Riki se debía a que esa habitación era diferente y era Cal, no Daryl, quien le hablaba.

"¿Karuga?"

"No, al bloque principal."

Riki frunció el ceño. Los chequeos médicos mensuales obligatorios de las mascotas eran llevados a cabo en las instalaciones de Karuga-84. Esta vez era diferente.

"¿Por qué?" preguntó Riki.

"No me han informado," respondió Cal.

Las órdenes de Iason no dejaban lugar a incertidumbres. No importaba cuales fueran las instrucciones, mascotas y furnitures no tenían derecho a rehusarse o negarse. Riki había pagado el precio de la obstinación, y el miedo al castigo penetraba hasta sus huesos. Sin duda Cal compartía el mismo miedo. En los ojos de Cal había un dejo de miedo en lo profundo. Era distinto a la sensación de distancia insondable en la mirada de Daryl. Más que nunca, Riki sintió agudamente su situación como mascota de Iason.

"De acuerdo."

"Yo te acompañaré hasta el centro," dijo Cal.

En otras palabras, con correa. La norma para la visita médica.

Cuando Riki asintió, Cal exhaló un pequeño suspiro de alivio. En aquel gesto, Riki vio los vestigios de la inexperiencia. Katze una vez había mencionado que todos los Furniture de Eos eran seleccionados de los adolescentes al cuidado de Guardián. Riki no tenía razones para dudarlo. Cal había sido Furniture escasamente por dos años.

Cuando Riki había entrado por primera vez a la residencia de Iason, Daryl había marcado la pauta con su juvenil exterior y experimentada calma. Inadvertido de los estándares para ser el furniture de un Blondie, Cal parecía quedarse corto en todo. O quizás Riki simplemente había envejecido, pero Riki era una excepción para todo en Eos.

Con su collar y correa de cuero negro, Riki constituía una figura caminando a través del salón, mientras las mascotas que pasaba le dedicaban miradas tanto de curiosidad como de odio. Como el centro médico y el salón estaban ubicados en el mismo piso, ver una mascota con collar era normal—excepto que todo acerca del veinteañero de Riki no era normal.

Incluso con su ausencia de año y medio, Riki conocía mejor el camino hacia el centro médico que Cal, así que lideró la marcha. La mano de Cal en la correa temblaba visiblemente.

Cuando había sido sentenciado a caminar ante el público por el salón durante un mes, la imagen de una mascota con un furniture nervioso a cuestas, estaba más allá de lo escandaloso. Que la primera mascota de un furniture fuera el buscapleitos de Eos, era demasiado para Cal.

Pero una caminata hasta el bloque principal del centro médico en lugar de Karuga-84 era nuevo para Riki.

Al llegar, el collar de Riki fue retirado y entonces fue guiado por un androide médico hacia el elevador.

¿De qué se trata esto?

Incluso cuestionar los motivos de Iason era inútil, saber que siempre había una razón detrás de todo lo que hacía Iason, enervaba a Riki.

Ai No Kusabi - Vol. 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora