Capítulo 4

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Noche.

La bienvenida para el embajador de la séptima confederación Gildeas se había llevado a cabo en el consulado de Parthian.

El anfitrión era Gideon, y en calidad de director de información Iason se había encargado de la recepción, la cual concluyó sin problemas. El coche aéreo transportó a Iason de vuelta a Eos—no a su residencia, sino a donde Orphe le estaba esperando en la oficina central.

Habiendo anunciado su llegada por holollamada, Iason salió del elevador gravitacional para entrar a la compañía de la guardia de honor de Orphe.

Cada oficina de Blondie tenía su propia personalidad individual. La de Orphe no era la excepción; la decoración era elegante y atractiva. Lo que era diferente esta vez era la presencia de Aisha.

¿Qué es esto?

Iason no vocalizó las palabras, pero sus ojos dijeron suficiente.

Iason estaba ahí porque Orphe le había dicho que había un inconveniente con Riki. Que Orphe no le hubiera hablado sobre el tema por holollamada, daba cuenta de la gravedad de la situación como algo que Orphe no quería hacer público. Iason no esperaba que Aisha estuviera involucrado también.

¿Tendría que ver con la mascota de Aisha?

La enemistad entre la mascota de Aisha y Riki era legendaria; ambos se detestaban. Por eso, Iason, quien no tenía interés en las leyes de mascotas, podía recordar el nombre de la mascota de Aisha.

Para Riki, era un fastidio—pero la política de Riki era devolver cualquier acto de violencia tres veces peor. Y así la orgullosa mascota de Academia de Aisha había sido humillada en público. Ese había sido el mayor escándalo de Eos y había zanjado la reputación de Riki como el cruel e incontrolable mestizo, a los ojos de las otras mascotas.

Ninguna mascota se atrevía a desafiar a Riki directamente. Por supuesto, había habido un correspondiente incremento en los rumores e insinuaciones. La presencia de Riki en contravención con las normas establecidas de Eos no podía ser ignorada. La misma violaba todo lo que las mascotas entendían.

Las mascotas eran territoriales; era una cuestión de supervivencia tan antigua como la evolución, incluso en los Cuarteles del Placer de Eos. Pero los argumentos habían sido insignificantes hasta el momento en que Iason trajo a Riki al salón.

Riki era esa presencia única que desafiaba todo sobre Eos.

"No temas, no se trata de un problema," dijo Orphe.

Entonces Iason no debía preocuparse. Riki estaba demostrando buenos modales y se estaba comportando.

"Pero es un inconveniente." Con eso, Orphe activó una pantalla holográfica con un movimiento de su mano.

La imagen de un Paradita apareció. "¿Te acuerdas de este?" preguntó Orphe.

Sin dudas—en la fiesta en que había sido presentado, se había destacado. Raoul le había hablado tanto sobre los Paraditas a Iason que dos años después aún se acordaba.

"¿Qué ocurre con este híbrido de Paradita?" preguntó Iason.

"Aparentemente está fascinado con tu mestizo." No había hostilidad en sus palabras, sino una especie de malestar. Iason levantó una ceja cuando la pantalla mostró el jardín. Y a Riki y el Paradita, juntos. Por la imagen, el contacto parecía ser frecuente. Por lo que parecía, podría tratarse de una cita, pero los ojos de Riki estaban imbuidos de hostilidad y disgusto.

Iason estaba satisfecho. Sin importar qué hubiera pensado Orphe, Riki no estaba interesado en el Paradita.

"¿Cuál es el inconveniente aquí?"

Ai No Kusabi - Vol. 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora