Capítulo 10

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Un silencio mortal dentro de la habitación.

"...ha...n...nn...aa...hnnn...haa.."

Jadeos calientes y resuellos se derramaban mezclándose entre ellos, haciendo que una flor obscena floreciera.

La atmósfera que emergía de la difusa luz sobre la enorme cama matrimonial era pesada y húmeda. Las desesperadas suplicas de Riki se añadían a la depravación y al calor que se arremolinaba por toda la habitación.

"Ah... aghr..."

Un áspero suspiro que se asemejaba a un gruñido sonó de repente con dulzura.

Riki tenía la frente perlada por el sudor. Sus dedos aferraban las sabanas, temblando. Sus labios resplandecían eróticamente en la oscuridad con un brillo nuevo.

Sus extremidades estaban rígidas.

Contorsionado.

Su garganta ahogó un gemido para dejar salir la dicha que le era aplicada.

El calor y hormigueo del momento se hundían en sus caderas como colmillos expuestos.

Riki contenía los sollozos y su cuerpo se retorcía y giraba, pero la rubia cabeza sobre sus caderas no se quitaba.

Los húmedos sonidos de la lengua de Iason no cesaban, se enroscaba en torno a la carne de Riki sin descanso.

Qué hacer para complacerlo.

Cómo le gustaba.

Donde se sentía bien.

Cómo le gustaba que lo hiciera venir.

No había nada que Iason no conociera sobre Riki.

Aflojaba.

Apretaba.

Provocándolo.

Tensionándolo.

Con su hombría preparada.

Volviendo a empezar.

Sus músculos tensos.

Sus vasos sanguíneos dilatados.

El néctar de su cuerpo derramándose.

Riki se estremeció, arqueando la espalda por los espasmos, sus testículos se levantaron sin pretenderlo, colgando. No podía resistir la técnica de la lengua hábil y deliciosa de Iason que lo asaltaba. Riki puso los ojos en blanco.

Además, tocando a tientas con la punta de su lengua, Iason metió sus dedos profundamente dentro de Riki. El fuego arremetió por su columna.

El cuerpo de Riki sucumbió ante el placer, la razón abandonó sus sentidos, y el deseo sexual pasó a primer plano.

El peso de las eróticas sensaciones se arremolinó a su alrededor y aplastaron su corazón en su agarre. La visión de Riki se tornó roja y no pudo ser consciente de nada más.

Incluso la ambrosía en exceso se convertía en veneno. El sexo con Iason era esa clase de droga mágica para Riki.

Riki temblaba desde su ingle, expuesta sin protestar, hasta las puntas de sus dedos, incapaz de acallar sus gemidos.

Atrapado por completo por la boca de Iason, el cuerpo entero de Riki se estremeció de nuevo.

En ese momento, Riki contuvo el aliento y arqueó la espalda.

La boca de Iason con Riki adentro se movía de arriba abajo. A pesar de que el cuerpo de Riki se había venido con un gemido fuerte, Iason no trató de levantar la cara. La garganta de Iason bebió lasciva y ávidamente.

Ai No Kusabi - Vol. 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora