XIII: A Lucía.

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Hace más o menos un mes que no te escribo.

Hace un mes que nos vemos todos los días y hace un mes que necesito escuchar tu voz para dormir.

Y justo hoy me he dado cuenta de que eres una temeraria.

Me has invitado a dormir en tu casa.

En tu habitación, porque no hay otra aparte de la de tus padres —que no estarán—.

Sé que vendrán Javi y Emma, pero aún así... ¿Es que no las ves? Todas las señales que te mando. Que más que señales son carteles luminosos.

Ay, Lucía... Es que como vuelvas a tararear la canción de Serrat, esta vez en el silencio de tu cuarto, no en el bullicio de la cafetería, me vas a tentar.

Cuando te vea en tu pijama, con cara de sueño y el pelo alborotado, me va a costar reprimirme.

Y si vuelves a hacer como aquella tarde, si apoyas tu cabeza en mi hombro para quedarte dormida, Lucía, te voy a tener que besar.

Lucía y el poeta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora