UN DESTINO INESPERADO

¿Cómo pasó esto?

Leylla

"Esto es una locura" No puede estar pasándome esto....pensé que nunca me ocurriría, pero aquí estoy, llorando por un estúpido. Lo estaba viendo a él con mi mejor amiga, en mi cama, ella con mi ropa. Parece que ya no me queda nada, no tengo nada....solo queda esperar a que me llegue la muerte.... "Que mierda" no me dejare que me humillen.


-(Aplausos cínicos) Vaya, por lo menos podrías ser un poquito discretos y además no hacerlo en mi cama, sinceramente es asqueroso- dije entrando de golpe dejándolos en shock.

-Leylla....no es lo que.... No me digas que me ibas a decir que no era lo que parecía, que era un malentendido, por favor Jonathan, te conozco y sé que esto es lo que yo veo. Ah, y gracias por darme una escusa para poder terminar contigo.Me di la vuelta marchándome de allí, reprimiendo las ganas de salir corriendo, pues mi orgullo no me lo permitía, no quería que me vieran débil y derrotada ante ellos, además de estar rota.

-¡Leylla! – escuché gritando mi nombre. Me paré y sin darme la vuelta – lo siento mucho, no era mi intención, pero sentía demasiada envidia de ti. Sentía que tú lo tenías todo y yo estaba sola, no pensaba. No importa Ayne...hacéis buena pareja- diciendo esto emprendí de vuelta mi marcha a cualquier lugar lejos de allí, de ellos.

Omnisciente

500 años atrásEn una época de guerras entre demonios y humanos, había en particular un ser con mirada fría, vagaba por un bosque con deseos de muerte, ahora mismo no le importaba quien fuese, humano o demonio, deseaba matar al primero que se le cruzase.Este ser se llamaba Kalloss, era señor de todo un continente, conocido por el mundo por su frialdad y odio por los humanos. Además de tener un gran poder inigualable.

-Amo, he oído que los humanos están planeando una guerra contra nosotros, otra vez. Una guerra que no ganarán, así que deja de pensar en esas estupideces y busca el pergamino de mi madre. Si, amo. ¡Seran! Espero buenas noticias.

Y dicho esto, desapareció sin dejar ningún rastro y sin hacer ruido. Mientras tanto Kalloss seguía vagando por el bosque, intentando reducir un poco esas ansias de matar. Recordó en aquel tiempo cuando su madre desaparecía de sus ojos, no supo cómo hacerla volver y tampoco pensaba que siguiese viva, pero debía encontrar o haber una manera de descubrir lo que le ocurrió y él lo averiguaría.