Mía....Mi esclava

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Omnisciente

El demonio había decidió jugar un poco con la humana, quería que se rompiera mentalmente, a tal punto que se rindiera a sus pies y le entregase los objetos sin rechistar. Cuando pensó en lo que estaba planeando hacerle, casi se le aparece una sonrisa sádica, pero casi. Había decidido torturarla, sentía deseos de desgarrar esa piel tan sedosa, oír los gritos de dolor, sus suplicas, todo eso de tan solo imaginárselo lo excitaba a tal punto.Los sirvientes y soldados tenían lastima de la humana, sabían que no iba a soportarlo, no sobreviviría a la tortura de su amo. Nunca nadie había sobrevivido a ello, ni siquiera un demonio, así que esta tortura para un humano seria darle la bienvenida a la muerte.


Leylla

Cuando desperté, sentí un dolor agudo en mis muñecas, miré hacia arriba y cuando pude fijar la vista, vi que llevaba puestas unas cadenas. Intente quitármelas, pero me era imposible, cada vez que me movía mas me dolía, las sentía arder. Mire a mi alrededor y parecía que estaba en un calabozo, ¿Cómo es posible? Si no mal recuerdo antes estaba en una habitación y ahora estoy en un calabozo. A ver si se decide. Cerca de los barrotes se encontraba un hombre mirándome y cuando yo le devolví la mirada, salió corriendo de allí, como si me tuviese miedo.

((Despacho de Kalloss))

- ¡Amo, la humana ha despertado!- Bien, preparad todo lo necesario y avisa a todos que no tienen permitido acercarse allí hasta nuevo aviso.- Si amo.- Veamos si tienes aguante humana- Dijo esto Kalloss.((Volviendo con Leylla))- ¡Mierda! ¿Qué es lo que tiene ahora planeado este pervertido?Estaba tan cabreada, que si lo veía otra vez me encantaría matarlo. Con esa cara de amargado...estúpido....creo que no le enseñaron a reír de pequeño.


Omnisciente

Leylla estaba tan metida en sus pensamientos que no se había percatado que habían llegado unos hombres dejando frente a suyo unos objetos, cuando escucho el ruido que hacían estas al dejarlas, fijo la mirada en ellos. Cuando pudo ver bien que era, no podía creer lo que estaba viendo, eran utensilios de tortura."Espera......no pensara utilizar eso en mi....se ha vuelto loco ¿acaso piensa tortúrame?" Leylla cuando vio los utensilios se quedo en shock, tenía miedo, a tal punto que se quedo en blanco, temblaba demasiado.

- Hermosas ¿verdad? Pero se verán más hermosas cuando toque tu piel, manchadas de tu sangre. – dijo Kalloss a lo que entro en el calabozo.- ¿Por qué me haces esto? – dijo Leylla con miedo.- Mmmm....huelo tu miedo humana, me encanta. Digamos que esto lo hago solo por diversión, hacía tiempo que no torturaba a alguien.- Eres un loco maniaco, ¿qué tengo que ver yo en tus locuras pervertidas? Si tanto me odias, lo único que tienes que hacer es dejarme marchar.- ¡No! No te marcharas de aquí, hasta que me digas como obtuviste el pergamino y ese colgante. Y depende de tu respuesta puede que obtengas un distinto castigo.- No lo sé, no sé cómo llegó el pergamino a mí, pero lo del colgante.....me lo regalo alguien que amaba mucho y que ya no está en este mundo...no me queda nadie...- cada vez que hablaba mas Leylla, derramaba lagrimas recordando a aquel ser tan amado por ella.- Bien, me los entregaras. No quiero que una humana posea algo de mi familia.Cuando escucho, que los objetos pertenecían a la familia de este.- Y bien, ¿lo entregaras?- Dame, una razón para entregártelos, no sé si me estas mintiendo ahora mismo.- ¡Mujer, tengo poca paciencia!- Ya he decidido y no me echare atrás.- Bien, tú lo has decidido.

UN DESTINO INESPERADOWhere stories live. Discover now