Capítulo 9°

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Entramos a aquel restaurante tan bonito tomados de la mano. Nos dirigimos a nuestra mesa, la cual Nau ya había reservado y pedimos nuestra comida.

La cena transcurrió entre besos, miradas, conversaciones de cualquier cosa, bromas, risas, sonrisas y más.

8:30 p.m.

Llegamos a mi casa.

-Pasa, cariño.

-Yo creo que ya debo irme.

Nauzet ~ 12 de enero de 2019 8:31 p.m.

-No -me tomó del brazo- yo te tengo un regalo también.

-De acuerdo.

Me llevó hasta la puerta de su cuarto de la mano, antes de entrar me tapó los ojos. Entramos a su cuarto y percibí un agradable aroma a rosas y velas aromáticas.

-¿Listo?

-Sí.

Me destapó los ojos.

Su cuarto lo había decorado demasiado lindo y en su cama había un corazón y un "Te Amo" dibujado con pétalos de rosas.

-Amor, esto está...

-Hice lo que pude.

-¡Precioso!

Note un leve sonrojo en sus mejillas.

-¿A qué se debe esto?

-A...

-¿Quieres?

-Sí -dijo con un hilo de voz.

-Yo también. -me acerqué a ella y mordí su mejilla.

-¿Podemos ir despacio?

-Claro que sí.

Antes de hacerla mía por completo tome mi celular y reproducí el vídeo de Gilraen Eärfalas, titulado "Esta noche no vas a apagar la luz".

Comencé a besarla mientras el vídeo sonaba.

"Está noche, déjame verte
Besar cada lunar,
Cada cicatriz,
Cada centímetro de ti
Que cada beso sea una bandera
De conquista en tu cuerpo
Y cada caricia sea un nuevo camino que deba dejar en mapas
Porque adentrarme en ti
Es correr el riesgo de perderme,
Llenarme de escalofríos
Por encontrarme ante la droga más adictiva entre cada movimiento de cintura.

No dejaré que cubras tu rostro,
Alejaré las sábanas
Todo aquello que puedas usar para ocultarte
Que te quiero libre
Sin ataduras
Sin máscaras
Y con los ojos bien abiertos.

Esta noche
Déjame amarte y hacer que te ames
Sentir esa ola de éxtasis al mirar tus ojos
Y el mar completo al naufragar en tu boca
Mirar tu piel erizada al encontrarse con mi aliento
Desde tu cuello
Hasta el monte de Venus.

Déjame encender la luz
Resbalarme por esos defectos que insistes tener
Tomar de punto cardinal tus estrías
Y de señalamiento cada marca que te ha plasmado la vida.

Dile a inseguridad que al irse, cierre la puerta, que esta noche quiero que seamos dos
Tocarte como quien lee los mejores versos en braille
Pero esta vez no a ciegas
Porque hoy
El interruptor se queda arriba.

También tú
Si quieres.

El vídeo terminó, y yo seguía besandola, no podía dejar de hacerlo, sus labios eran tan adictivos.

-Hazme tuya- susurró.

-Eso haré -dije de la misma manera.

Desate su cabello que llevaba en una coleta alta, continué besandola, bajé mis besos a su cuello y dejé varios chupetones en él, ella soltaba pequeños gemidos que intentaba callar, pero no podía.

-¿Lista?

-Sí.

Baje el cierre de su vestido y lo quite dejándola en ropa interior.

Mordí mi labio al ver esa escena.

-Eres muy hermosa -dije apreciando su precioso cuerpo.

La besé desde sus labios hasta antes de llegar a su sostén y me separé de ella.

Ella siguió besandome y comenzó a quitarme el saco del traje seguido de la corbata y la camisa.

-Vaya cuerpo- dijo- todo eso será mío.

-Solo tuyo.

Me daba besos desde el cuello hasta mi abdomen.

-Así, cariño -solté un pequeño gemido.

Regresó a mis labios y me besó.

Quite su sostén, besé y mordí sus pechos, seguí bajando mis besos por todo su abdomen hasta su cintura, acaricie su sexo por encima de la ropa con mis dedos, luego me deshice de ella y dejé un suave beso, volví a sus labios.

-Me toca.

Hizo un camino de besos desde mis labios hasta mi abdomen e iba dejando chupetones y mordidas. Quitó mi bóxer lentamente. La acoste en la cama y me coloqué el preservativo que Adexe me había dado, ahora entendía.

-¿Puedo entrar en ti?

-Sí, solo, despacio ¿vale?

-Seré lo más cuidadoso.

Entre en ella lentamente, lo cual hizo que soltara un chillido de dolor que después se convirtió en gemidos de placer.

-¡Ah! ¡Más rápido, cariño!

Me moví más rápido, ella se aferró a mí y clavó sus uñas en mi espalda, las cuales dejaron marcas.

Lo hicimos por unos minutos más.

Salí, me quité el preservativo y llegamos a un orgasmo que nos llenó a los dos.

Se dirigió a mis labios y me besó.

Caímos rendidos a la cama, se recostó en mi pecho, pasé una sábana por encima de nosotros y nos quedamos dormidos.

𝘜𝘯 𝘢́𝘯𝘨𝘦𝘭 𝘭𝘭𝘰𝘳𝘢.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora