Capítulo 14°

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Ylenia ~ 02 de abril de 2019. 9:05 p.m.

—Creo que debemos ir a casa —comenté al ver a mi novio en ese estado.

—Tienes razón. —dijo Adexe.

—Vamos, ayúdame a sostener a Nau, Adexe.

Adexe, Amanda, Nau y yo nos despedimos de Mónica y salimos sosteniendo a Nau.

—Deberías acompañar a Amanda a casa, yo voy a dejar a Nau.

—Bien, pero me esperas en casa, para después acompañarte a ti a casa.

—No prometo nada.

Me miró serio.

—No te preocupes, estaré bien. —sonreí.

—Bien, entonces, nos vemos mañana.

—Hasta mañana, los quiero. —les di un beso en la frente a ambos.

Amanda y Adexe fueron a la casa de Amanda, mientras yo me dirigía a la de Nau. Cuando llegamos a su casa, sus padres no estaban.

—Vamos, mi amor ¿dónde tienes las llaves? —metí mi mano en la bolsa de su pantalón buscándolas y ahí estaban, las saqué y abrí la puerta de su casa. —Nauzet, pesas mucho. —dije mientras subíamos las escaleras para ir a su habitación.

Cuando por fin llegamos, abrí la puerta de su habitación.

—Ahora, vida, ¿puedes cambiarte?

Negó con la cabeza.

—Cámbiame. —dijo como si fuera un bebé.

—No hagas trampa. Pero está bien, lo haré.

Tomé su pijama, la puse en su cama, titubée a la hora de quitarle la ropa.

—Igual, no es la primera vez que me desvistes. —me dio un pico.

—Cállate y quédate quieto. —quité su ropa y le puse su pijama, después lo ayudé a acostarse.

—A dormir, mi ángel. —le dio un beso en la frente, me di la vuelta para irme, pero me detuvo del brazo.

—Espera, cariño. ¿Vas sola?

—No, Ade me acompaña. —mentí. No quería preocuparle.

—Está bien, ten cuidado. —me dio un beso. —te amo. —me soltó.

—Te amo más. —salí.

10:00 p.m.

Estaba caminando hacía la parada del autobús, pero, cuando llegué este ya no estaba en función. Al parecer me había tardado demasiado con Nau, así que comencé a caminar rumbo a mi casa, seguramente mis padres no estaban, así que evitaría los interrogatorios del por qué había llegado tarde.

Había un callejón en el cuál me asustaba pasar, pero tenía que hacerlo para llegar a casa, el callejón estaba totalmente oscuro, así que encendí la linterna de mi celular. Comencé a caminar, el callejón se me estaba haciendo cada vez más grande, cuando por fin vi un poco de luz en esa noche tan oscura, se me alegró el corazón, estaba a punto de salir de él, cuando de repente siento que alguien me toma por detrás.

—¡Adexe! Dije que podía llegar sola. —dije sin voltear a ver quién era.

Sin embargo, ninguna voz me respondió.

𝘜𝘯 𝘢́𝘯𝘨𝘦𝘭 𝘭𝘭𝘰𝘳𝘢.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora