VI

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PROV CUAHUTEMOC.

Miraba entretenido el paisaje mientras íbamos rumbo a casa de mi Papancho, después de despertarnos nos arreglamos para asistir a la cena sin embargo por primera vez no quería ir pero mi papá estaba lo suficientemente enojado conmigo por desaparecer todo el día anterior sin dar explicaciones para luego terminar abandonando a la burra en él consultorio cuando prometí que la cuidaría con mi vida, estaba seguro que si faltábamos no tardaría en llegar a la casa molesto y exigirnos una explicación, la cual no me sentía listo de mencionar de ninguna manera y era mejor afrontar la verdad de una vez por todas, me perdí en mis pensamientos mientras Ari conducía con cuidado, él estaba igual de nervioso que yo porque ninguno emitía palabra alguna, solo sostenía y acariciaba mi mano mientras la apoyaba en la palanca de velocidades para no soltarme.

Me distraje un momento observando a la gente, distrayéndome con ella, podía observar todo tipo de personas, a parejas tomándose de la mano mientras caminaban felices, a esposos caminando junto a sus hijos, ancianos acompañados sosteniéndose unos a otros, mis pensamientos me atormentaron diciendo que la vida era muy injusta, y sentí envidia hacia todos aquellos que tenían o habían tenido una vida plena con las personas que amaban mientras yo me encontraba rumbo a casa de mi familia a explicarles la complicada situación.

Ni siquiera sabía cómo decirles, si al entrar, al cenar o al terminar la reunión familiar, realmente nadie está preparado para decir aquellas palabras o para escucharlas, sabía cuánto le afectaría esta situación a mi familia. Los López siempre fuimos así, unidos como muéganos diría mi papá tanto como en los buenos momentos como en los malos pero eso no quitaba que las situaciones malas nos dañaran, suspiré hondo al entender que él que sufrirá más con todo esto sería mi Papancho, por más que mi cabeza le daba vueltas no encontraba la mejor manera de darle esta noticia, no supe cuánto tiempo pensé en ello hasta que la suave mano de Aristóteles acaricio la mía y me giré para mirarlo.

-Llegamos- susurró mientras me regalaba una pequeña sonrisa que no alcanzó llegar a sus ojos.

-No quiero entrar – tome sus manos y las bese mientras volvía a cruzar nuestras miradas- aún no sé cuál es la manera correcta de decirles...

-No hay manera correcta para estas situaciones amor – junto nuestras frentes mientras me miraba- pero ellos te aman como yo y estaremos aquí para ti, el punto es ser valientes ¿de acuerdo?

-De acuerdo...- asentí mientras le regalaba un beso en la frente antes de separarme y mirarlo a los ojos.- solo no se lo digamos luego.

-Despepitaremos cuando tú quieras mi Temo – asintió para salir del auto y abrir la puerta del copiloto para darme la mano.

Salí del auto y mire la enorme casa frente a mí, por un momento mi mente viajó a mi niñez cuando entramos por primera vez y no podía creer que ahora viviría en aquella casa tan lujosa, en esa época en el mismo lugar hubo momentos de estrés y tensión en nuestra familia, justo como comenzarían en un momento, sostuve la mano de Aristóteles dándome valor y desde lo profundo de mi corazón saqué una sonrisa.

Cuándo las puertas se abrieron tanto Ari como yo entramos y no tardamos en ver a mis sobrinos correr hacia nosotros para abrazarnos

¡Tios Aristemos! ¡Tios Aristemos!

Se escuchaban sus voces claramente mientras nos incabamos a su altura y abrazábamos a todos, cuando terminaron los apretones nos colocamos de pie y fuimos hacia mis hermanos quienes se encontraban con mis tías para recibirnos con los brazos cálidamente abiertos, pude notar la curiosidad en su mirada sobre lo que había pasado una noche anterior, sin embargo nadie preguntó nada, como si supieran que yo explicaría todo a su tiempo.

SUNSET - ATARDECER /  Aristemo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora