SUNSET - ATARDECER / Aristemo (TERMINADA)

XXV

Esté capitulo esta dedicado para mireya, gracias! 

Prov. Aristóteles

6 meses después

Me encontraba en el estudio sintiendo esa frustración de nuevo provocándome dolor de cabeza, por más que quería encontrar inspiración no conseguía sacar ni una buena nota, tiempo atrás para mi componer era como respirar, se daba naturalmente solo debía cerrar los ojos y la música estaba ahí, pero desde que regrese a Toluca, no existía nada que me ayudara a componer, nada que me motivara a crear una buena canción.

Me levanté de mi silla y caminé hacia la cocineta para beber un poco de café, luego con la taza en mano me asomé por la ventana, era de noche y aunque hacía algo de frio no lo sentía en mi piel, me sentía suficientemente congelado en mi interior como para dejar que el clima me afectara, en cuanto terminé fui a lavar la taza y planee intentar componer una vez más cuando de pronto el teléfono comenzó a sonar.

-¿Diga?- respondí sin mirar el remitermitente ya que era muy común que me hablaran en la madrugada,

-Aristófanes ¿Qué carajos estás haciendo?- la voz de Diego me hizo sonreír del otro lado de la línea- ¡Son la 1 de la mañana! Me acaba de hablar el conserje explicando que no puede cerrar por que tu estas ahí metido, ¿Qué no sabes que la gente normal duerme a estas horas?

-Bueno es que yo no soy normal- contesté mientras comenzaba a tomar mis cosas- soy un búho andante....

-Dime la verdad buhostoteles ¿Intentabas componer una canción?-suspiré hondo guardando silencio- ¡Aristóteles Córcega! ¿Cuántas veces te he dicho que nadie te está presionando? ¡La música saldrá por sí sola, sólo debes...

-¡Debo darme tiempo! –le interrumpí imitando su chillona voz- Diego, sabes que esto es demasiado importante para mí, la música siempre a sido parte de quien soy y no poder expresarme me está comenzando a sacar de quicio.

-¡Bueno, pero llevas semanas así que no creo que hoy cambie algo! – Contestó antes de suspirar hondo- Ve a casa...toma una ducha caliente y metete a dormir, mañana será otro día.

Caminé hacia el estacionamiento mientras asimilaba sus palabras

-De acuerdo, de todas maneras mañana llegaré tarde- sonreí un poco mientras aventaba mi maleta en la parte trasera del auto y entraba en él.

-Está bien...-susurró guardando silencio un momento antes de preguntar- ¿Estas bien amigo?

Esa era la pregunta la escuchaba todos los días por parte de mi familia, de mis amigos e incluso de mis fans, a veces me molestaba pero en las noches realmente me tranquilizaba antes de dormir.

-Sólo es estrés, pronto estaré mejor.

-Sabes que estamos para ti Aristófanes, y si no puedes regresar a terapia...

-Lo tomaré en cuenta y te digo ¿ok? Creo que tienes razón, por ahora es mejor que vaya a casa y descansar.- respondí queriendo cortar la conversación- gracias Diego, de verdad.

Y colgué mientras me jalaba un poco mi cabello, la falta de inspiración me estaba asfixiando, como si realmente me fuera tan necesaria para poder vivir tranquilo, era la falta de música lo que me estaba cobrando factura y no sabía cómo hacer que regresara tal vez no es la falta de inspiración, tal vez en realidad te falta otra persona Suspiré al escuchar mis demonios internos, esos que solía bloquear todo el día hasta que llegaba la noche y era cuando más daño hacían.

Rendido por ese día comencé a conducir mientras iba a mi departamento, los últimos meses habían pasado demasiado rápido para mi gusto, ni siquiera los había sentido y apenas comenzaba a analizarlos, si me preguntaran si en este tiempo me ha dejado de doler la ausencia de cierta persona les diría que no, simplemente mantenía mi tiempo ocupado para no sentirlo por momentos, pero se encontraba ahí consumiéndome, día a día, quemando mi corazón, y el vació de mi interior me quitaba las ganas de sonreír, o eso decían todos, ya que al pertenecer al mundo de la fama todo mundo creía saber cómo te sentías, pero eso era una mierda nadie podía entender como odiaba que me miraran con lastima cuando me entrevistaban, como odiaba fingir sonrisas falsas, como poco a poco me habían dejado de mencionar su nombre porque podrían lastimarme, como si no existiera, como si solo hubiera sido parte de mi imaginación.