Capítulo 5

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—¿Qué haces aquí?— camino hacia la sala y me sigue.

—¿Te sorprende aún?— nos sentamos en el sofá— llevo 10 años haciéndolo, no lo olvides.

—Antes no había pasado nada entre nosotros.—nos señalo

—¿Qué pasó, dime?— sonrrió ampliamente y se acomodó en el sofá

—Eres un idiota.

—Mira, Daniel, no tenemos cinco años, así que deja esa actitud.

—Ya.— me levanto de pronto— eso confirma lo que acabo de decir.

Antes de que pueda irme, me toma por la miñeca y me gira para verlo.—Dime qué te pasa, ¿por qué estás tan a la defensiva conmigo?

—Rees, te has estado comportado como un perfecto imbécil—jalo mi mano y me safo de él— en la fiesta, en el lago, con Levi, conmigo.

—Sabes lo que pasó con Killer,— se postra imponente frente a mí— solo quiero que él no te lastime, no confío en él.

—Rees, por favor, confía en mí, ¿sí?

—Bien— levanta el mentón— entonces creo que me voy— se acerca a la puerta y cuando está a punto de abrirla, se voltea y me dice— No mames, te la creíste— y comienza a reírse a carcajadas.

Lo miro impactada, sorprendida por el punchline—Eres un hijo de puta—cuando termino de decirlo al mismo tiempo  entra mi papá en la casa.

—Supongo que te ganaste el insulto.— saluda a Rees y le pone la mano en el hombro— Hola, cariño— se acerca a mí y me da un beso en la frente.

—Está fuera de control, Arthur.— dice mientras se pasa las manos por el cabello y niega con la cabeza— Merece unas nalgadas— se encoje de hombros.

—Sí, y apuesto a que estarías feliz al dárcelas.— le dice mi padre y este solo se rie por lo bajo mientras pasa su pulgar por el labio inferior.

—Gracias, pa.— le digo con sarcasmo y este solo me guiña un ojo.

—Don Juan, tenemos asuntos pendientes.— le indica a Rees que lo siga mientras avanza a su despacho.

—Papá, no estaré en casa el resto de la semana, ¿está bien?

—Estaba bien cuando pedías permiso en lugar de avisar.

—¿Eso es un sí?— le grito subiendo las escaleras hacia mi habitación.

—Sabes que sí, cariño.— me dice mientras cierra la puerta detrás de él.

Salí de casa con mis cosas listas y llegué con Chels sin avisar, me recibió bien; platicamos sobre lo que pasó en el lago.

—Entonces te la pasaste bien con Tyron.—le doy un codazo ligero.

—Mejor que bien, me pidió que pasara el resto del verano con él en Italia.

—¿Irás?— le digo asombrada.

—No, Daniel, no iré, tengo asuntos pendientes aquí.— hace una mueca.

—Asuntos sí.— arrugo la naríz— ¿Qué asuntos tiene Rees con mi padre? —me mata la intriga.

—En realidad no lo sé, para ser sincera, tampoco sabía que tenían asuntos, no me lo dijo.

—¿Por qué no se lo preguntas?

—¿Por qué no se lo preguntas tú? Es el mismo rollo.

—Sí, solo que tú eres su hermana.

CatarsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora