Capítulo 3

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Despierto con un dolor de cabeza horrible, en cuanto cerré los ojos caí dormida, aún con los tenis puestos, estaba muy cansada.
Me desvisto y me dirijo al baño enrrollada en una toalla. Tardo al rededor de media hora en asearme, cuando salgo y llego a mi habitación, veo que mi móvil está sonando pero no alcanzo a responder, miro la pantalla; 8 llamadas perdidas, todas de Alison. Suena de nuevo.

—¿Qué pasa?— aún me duele la cabeza.

—¿Estás molesta?— habla con una voz suave y triste

—¿Molesta? Para nada, solo estoy un poco cansada— me masajeo la sien.

—Creí que estarías molesta por lo de ayer— suena más tranquila— como no respondías, supuse...

—Tranquila, todo está bien— la interrumpo— solo estaba tomando una ducha, lamento no haber atendido tu llamada.

—Descuida, voy para allá.— me cuelga.
Me visto y bajo a desayunar, después de terminar me dirijo a la sala, me quedo acostada mirando al techo y después de un rato me quedo dormida.

Abro los ojos, Rees está sentado y yo tengo mi cabeza en sus piernas, él acaricia mi cabello con suavidad.

—Buenos días— Me sonrríe, parece estar muy feliz.

—Buenos días,—me siento— ¿dónde está Chelsea?—me tallo los ojos.

—No llegará.—toma mi mano y me jala hacia él, me levanta la pierna y la pasa sobre las suyas y estoy a horcajadas en su regazo—hoy estás muy linda.

—¿Gracias?— todo esto me parece muy raro.

Rees toma mi rostro entre sus manos y me besa, no lo detengo, al contrario, le sigo el beso. Baja sus manos a mi cuello, después recorre mi cintura y baja las manos a mi gluteos, los aprieta y muerde mi labio, le quito su chaqueta y me saco mi camisa, él se quita la suya.

—¡¿Qué mierda crees que haces?!— entra Levi desde la puerta principal.

—¡Levi!— me aparto de Rees y con mi camisa me cubro el pecho— E... esto, no es—tartamudeo.

—Cállate—me grita y avanza hacia Rees.

—No le hables así— se levanta Rees y se pone frente a él.

—Basta, chicos— me pongo entre los dos.
Todo me empieza a dar vueltas.

—Despierta.—dicen a la par.

—¿Eh?—no entiendo lo que pasa, el ambiente se está nublando.

—¡Daniel!— vuelven a gritar, ahora está todo oscuro.

—¡¿Qué?!— grito y despierto alterada.

—Cariño, ¿tenías una pezadilla?— pregunta Chelsea.

—Algo así— me alegro de que haya sido solo un sueño.

—Bien, vayamos al centro comercial, necesito ropa para la fogata en el lago.

—Tienes una closet lleno de ropa— me rio.

—Ropa que ya usé.—se coloca su bolso en en hombro—Anda, vamos.— me hace señas con la mano.

—Dale, pero tendrás que alimentarme.

—Si es el precio que hay que pagar— hace una mueca de duda muy graciosa que comienzo a reír mucho.

Salimos en su auto, al llegar al centro comercial lo primero que hicimos fue recorrer las tiendas de ropa que hay. Chelsea ha comprado varias cambias.

—Apuesto a que no toda es para el lago—levanto las bolsas enarcando una ceja.

—Obvio no, esto apenas empieza— comienza a caminar y yo con ella.

CatarsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora