9-Cosas que hacer

221 23 4
                                    

Cecilia

El viernes por la mañana llegamos al colegio algo tarde, increíblemente por culpa de Coral. Entré pidiendo disculpas y las chicas  me habían guardado el lugar delante. Les agradecí con una sonrisa y me senté para no interrumpir más la clase. La mañana paso súper rápido, presté atención en todas las clases y cada tanto miraba a mis espaldas, para ver a Marcos. Me gustaba, y muchísimo. No habíamos cruzado demasiadas palabras, pero tenía un algo que lo hacía irresistible.

Tocó el timbre de la liberación, digo de salida, y con las chicas salimos del salón algo así de anteúltimas. No iba a un Mc Donals hace más de tres mes, y las últimas veces me había pedido ensalada.

—Ya regreso.— dije viendo que Coral salía de su clase, riendo alegremente con Manuel.

Medio corrí hacia ella y saludé a ambos.

—¿Me das la tarjeta, por favor?

—Sí, toma. Pásalo lindo.

—Gracias. Nos vemos por la tarde.

Me di la vuelta y me encontré con Marcos.

—Hola linda, ¿Tienes prisa?

—Hola, sí, disculpa.

Lo esquivé y fui hacia las chicas que me miraban boquiabiertas, aceleré el paso, tenía hambre.

—Ya estoy.— Vi que seguían mirando detrás mío.—¿Qué les pasa?

—No me dejaste terminar.— escuché la voz de Marcos.

—Hola, soy Mady.— dijo mi amiga con una sonrisa en el rostro.

—Hola Mady, ¿Por qué esta lindura tiene tanta prisa?— preguntó refiriéndose a mí.

—No tenemos prisa, en absoluto.— contestó.

—No sé tú, pero yo tengo hambre.

—Yo igual, así que adiós.— Mica nos tomó a ambas por los brazos.

—Las acompaño.

—¿ Alguien te invitó?— preguntó Micaela notablemente irritada.

Odiaba los arrogantes por lo visto, o era demasiado vergonzosa como para enfrentarse a los chicos. Opté por lo segundo, así que hable.

—No, pero no les molesto ¿O sí?

—S…— Mandy y yo codeamos a Mica brevemente.

—Claro que no.

—Genial.

Nos tomamos el colectivo que iba al centro y nos bajamos a unas cinco cuadras del Mc Donals. Todo el viaje Marcos y yo nos habíamos estado mirando, como desafiándonos con la mirada.

—¿ A dónde se supone que vamos?— preguntó alcanzándome.

—A Mc Donals.

—Un estado así no se mantiene a comida chatarra.

—Lastima.— dijo Mica.

—Te pides una ensalada.

—Es de puto.

—No te metas con los putos.— le regañé con el dedo índice.— Y si tanto te molesta, puedes irte por donde viniste.

—Soló me quedo a hacerte compañía.

—De acuerdo.

Porque mentir, morí por dentro. Entramos al Mc Donals e hicimos nuestro pedido. Me pedí un combo Mc pollo, y las chicas un combo BigMac cada una. Subimos al segundo piso y nos sentamos a almorzar. No charlamos demasiado, teníamos mucha hambre. En determinado momento sonó el celular de Marcos y lo atendió, caminó alrededor de todo el local y luego vino a despedirse, excusándose que tenía que ir a hacer unas cosas. Nos saludó a las tres con un beso en la mejilla y se fue.

BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora