Horror & Ccino

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Estudiando juntos.

La punta de sus falanges se deslizó por su calavera, limpiaba aquel perlado sudor antes de que entrara a sus cuencas, gruño por lo bajo y sintió la desesperación llenarle.

—Calma— escuchó aquella paciente voz que no era suficiente para sentirse contagiado por esta.

—Esta bien— De nuevo esa suave voz, pero su mano volvió a acariciar su propio rostro como un modo de liberar su frustración.

—Ccino... Soy mejor comiendo que cocinando— recibió una negativa tranquila del barista quien repone los ingredientes usados.

—Eres perseverante, podrás hacerlo... Estoy aquí para guiarte— el orgullo fue parte de su encanto, uno falso pero que hizo suspirar derrotado al más peligroso y ahora más calmado de ambos.

La llegada de Ccino a la vida de Horror había sido un tipo de suceso inaudito, principalmente porque a Nightmare le gustaba más la privacidad en aquella cafetería donde el café y los postres no eran su verdadero alimento, pero no podía negarle la entrada a su séquito de asesinos que fuera del trabajo se comportan más como un grupo cualquiera de amigos.

Ccino tuvo la paciencia y la astucia para tratar con el peligroso quinteto, sirviendoles más como un cocinero personal que como un secuaz en sus batallas contra los guardianes o en sus planes contra ellos. Tenía diferentes tipos de relación con cada uno de ellos, pero posiblemente la más especial y cercana se llevaría con el caníbal, quien había encontrado el gusto en la comida dulce ahora que podía saquearla e incluso llevarse algo para darle a su hermano.

Y ahora está ahí, soportando la severidad del dueño de la cafetería quien le había descubierto comiéndose uno de los pedidos de algún importante cliente y siendo -sorpresivamente- obligado a volverse su ayudante como pago...

Podría simplemente matarlo y hacerse una sopa con su polvo, pero la posibilidad de que Nightmare hiciera lo mismo con él estaba como una amenaza latente, -pues era una de sus pertenencias- además de que aquel esqueleto no era desagradable mucho menos era un alterno falso que vive entre sonrisas y rutas pacifista, Ccino ... Estaba bien para él.

—Quemaré tu cocina— Amenazó por último cuando tenia que darle forma de huellas de gato a la masa de galletas.

—Te quedarás sin comida— respondió sin temor el dueño del lugar e incluso se tomó la molestia de señalarle algunos errores.

—Estoy harto— pero su boca fue callada con el cucharón de la mezcla.

— Debiste estudiar la receta como te dije— Bien, había encontrado como callar las amenazas del caníbal pues solo escucho un balbuceo.

—Es una de mis recetas personales, eres afortunado— Una sonrisa vacía y una expresión suave que solo hace remarcar más las ojeras bajo sus cuencas, hay algo que a Horror no le agrada de sus palabras; Posiblemente todo lo que ocultan... Todos ellos saben hacerlo como un modo natural, debería entender que no puede esconder nada sus alternos.

—Entonces estudiemos juntos—


Propone más por inercia y sabe que acertó en algo, tal vez bueno, tal vez malo, pero hay algo ahí pues la expresión casi inquebrantable de tranquilidad en el barista se derrumbó por un segundo.

— Tal vez...— Ladeo el rostro y levantó las manos queriendo detener esa furiosa mirada que sintió clavarse hasta su alma.

—Tengo muchas recetas secretas que no quiero que se pierdan, alguien que disfruta de mis dulces merece tenerlas... ¿Puedes intentarlo?—

—No tengo de otra ¿o si?... Venga, traelas... Comencemos de una vez, aunque te aseguro que nadie va a hacer magia con ese horno como lo haces tú— Palabras que escaparon con inconsciencia, una oración que provocó su propia molestia cuando daba la espalda y caminaba a una de las mesas mientras tomaba a FluffySans entre sus brazos y lo usaba para calentar sus huesos al esperarle sentado.

—...— Ccino recibía bastantes halagos por su cocina y no era bueno con ello, pero esas palabras posiblemente le provocarán más que hacer reír cuando su calavera se tiñó de púrpura y no tardó en arrastrar un enorme libro que dejó caer en la mesa frente a Horror.

—Entonces es mejor que comencemos a estudiar—

Un nuevo quejido escapó cuando Horror dejó caer su rostro contra la mesa.

—Soy mejor comiendo— se quejó una última vez antes de escuchar las risas de Ccino y sentir su espacio invadido cuando se sentado a su lado. Le dejo ser, era dueño del lugar en todo caso... Y estudiar juntos por esta vez no sonaba tan mal, después de todo era una buena excusa para llenar ese hueco entre sus huesos y pasar un tiempo junto al barista que parecía mucho más alegre por un poco de compañía.

"Era agradable estar a su lado" Un pensamiento que nacía de ambas partes.

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