Edge & Red

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En el cine.

—¿Qué es esto, humano? —Edge apareció tras el niño cuando extendía un par de entradas a la función Premier de la película de terror de la temporada a Red, al parecer Toriel no le había permitido ir y quería regalarselas a los hermanos esqueletos para que el estreno no se desperdiciara, al menos esa fue la explicación que dio la flor que tímidamente se envuelve aún más en el brazo del humano a pesar de que hace mucho no había de qué temer si estaba a su lado.

Estaba por cumplirse el primer año de su arribo a la superficie, aun con el rechazo o el miedo de algunos humanos, los monstruos han encontrado su propio lugar a las orillas de la entrada de su anterior hogar. 

—Vamos Kiddo, este tipo de cosas, el boss...—El esqueleto con dentadura afilada pareció limpiar un rastro de sudor por su calavera cuando el más alto revisa con detenimiento el lugar y la hora del evento.

—Iremos... No existe nada que pueda asustar al temible Papyrus— Aunque en su actualidad no necesitaba infundir miedo para crear respeto, se había ganado una buena reputación por mantener su palabra de "cuidar" -a su manera- las calles y en bienestar de los suyos en sus nuevas vidas sin violencia. 

—Boss... ¿Esta bien?— La sonrisa nerviosa apenas pudo ser opacada por la expresión de gusto que demostró cuando vio la mano de Papyrus levantarse y acercarse, pero no hubo nada, solo una simple señal de que le daría una orden, Red se sintió un poco decepcionado.

—¿No lo sabes? O ¿vas a ir contra mi palabra? Soy el mejor en las citas... Así que esta noche tendremos una, vístete bien o te lanzaré al contenedor de desperdicio— Tomó los boletos y oculto en el bolsillo interno de su saco, tomándose la libertad de marcharse sin expresar en palabras el agradecimiento que se noto en su gesto al ver por última vez al niño el cual le sonrió con tranquilidad.




Red esperaba en la entrada del cine, sus dedos juegan entre ellos en las bolsas de su chaqueta, siente que el collar en su cuello le asfixia y solo puede ver la hora pasar... Su jefe nunca llega tarde y esta vez va con un retraso de 15 minutos, la preocupación le carcome el alma y no sabe si debe ir en su búsqueda.

Sus pasos al fin le llevan hasta la orilla de la calle y no tarda en chocar contra alguien —Ese ha sido un hueso duro de roer— rio ante su mal chiste pero le importaba más encontrar a quien tanto esperaba.

—¡Maldición Sans! Eso ha sido terrible— Gruño el alto esqueleto que parecía agitado y tiraba de su paliacate rojo para calmar el calor en sus huesos, al parecer había corrido hasta el lugar de encuentro.

—Boss... ¿Tu llegando tarde?... Me estaba sintiendo un poco huesolo— 

—¡Sans!—

—Los siento jefe, lo siento— rió al verle, no parecía enfadado incluso su expresión parecía arrepentida. 

—Pero ya estás aquí, Boss... Será mejor entrar, quiero palomitas con mucha mostaza—

Edge no tuvo que disculparse y eso ayudaba a mantener ese ego sobre las nubes... Su dentadura formó una orgullosa sonrisa y le dejó pese que la idea de la mostaza le dio cierto asco, pero se la debía.

La sala estaba llena, sus asientos eran buenos al ser centrales y hasta el fondo, hubo algo de diversión en la expresión de Edge ante tal detalle, era algo que aprovechó cuando la película estaba en su clímax y los gritos de todos opacaron los gruñidos suaves e incluso le daba la excusa perfecta a Red para recargarse en el menor.

—¿Miedo?— Burló en un susurro cuando observó el sonrojo del mayor. 

Sus dedos siguieron bailando bajo sus anchas ropas y tocaban una zona sensible en cada disco que componían su columna.  Edge conoce cada rincón susceptible en el mayor, y la considerable ventaja de un esqueleto le llevó hasta la zona interior de su pelvis donde sus falanges rasguñaron el área de su coxis.

Red jadeo ahogando un gemido cuando el público a su lado brinco en un grito, oculto su rostro y pidió por un poco más cuando encontró un lugar en el cuello de su hermano mejor y jugó su única posible carta; deslizar su lengua entre las vértebras que logró exponer. 

Edge le miró un tanto enfadado y tiró de su cuerpo para al fin devorar sus fauces en un clank bastante agresivo y que arrastraba su completo dominio sobre aquel con diente de oro.

La sonrisa Red denoto que poco le importaba la película, Edge tuvo que susurrarle que podrían visitar el cine en otra ocasión, cuando estuviera más vacía la sala... 

—Claro Boss... ¿Pero primero deberíamos pasar al baño?— 

—En cinco minutos, te veré ahí—


Tiempo después Frisk pudo ver la película en casa de los hermanos esqueleto cuando estos consiguieron una presentación en dvd, ya que en ninguna de las funciones a las que asistieron lograron ver el final.

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