Capítulo 3

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Al día siguiente, todavía inquieta y con ojeras, fui a hablar con una de las que habían sido mis grandes maestras. Buscaba consejo y un poco de orientación, y eso solo podía conseguirlo de Kaira. Los distintos miembros del aquelarre se dividían las funciones entre las cuales estaba la de enseñar a los pequeños. Así que esperé a que los chicos salieran de la habitación en la que daba sus lecciones.

Mi mentora estaba ya en la última etapa de la vida. Era la más anciana de todas las brujas y brujos de Stein Foss, y todo el mundo la respetaba. Pero Kaira era para mí mucho más que una mujer a la que respetar. Compartíamos el mismo don y su palabra era considerada ley en muchas ocasiones. Ella me había enseñado a dejarme guiar por el instinto, a no temer esos pequeños lapsus en los que la voz interior parecía poseer mi cuerpo para hablar por mi. Kaira se llamaba a sí misma oráculo. Decía que la diosa hablaba a través de ella. Parecía adecuado para ella, pues era una mujer sabia que había pasado por mucho y que albergaba años y años de conocimiento, pero yo no me veía como tal. Y hacerme llamar oráculo parecía más bien un insulto.

– Dahlia – susurró mi profesora invitándome a pasar.

– ¿Podría hablar un momento contigo?

– Por supuesto. Hace un par de días cancelé la clase que tenía a esta hora... y supongo que ahora sé por qué lo hice. Debía hablar contigo. Vayamos a dar una vuelta, estoy cansada de estar sentada  – se quejó mientras me arrastraba hacia el exterior. Me recoloqué el pañuelo que llevaba alrededor del cuello solo para asegurarme de que la marca seguía bien tapada – Tu madre se piensa que me hace un favor manteniéndome quieta pero me aburro terriblemente. ¿Es por tu don?

– Sí. C-creo que está evolucionando. Hasta ahora solo he sabido cosas sin más, pequeñas predicciones y advertencias... pero desde mi iniciación he estado viendo cosas. En mis sueños. El primer día pensé que eran solo eso, ¿pero por qué iba a soñar yo con gente que ni siquiera conozco?

– Dime que es lo que ves pequeña.

– He visto lobos muertos. Hombres lobo armándose. Sangre y muerte. Fuego. Humanos con marcas de dos espadas...

– Cazadores ... – una palabra cargada de odio. Ellos se llevaron a parte de su familia.

– C-creo que algo muy malo está a punto de ocurrir. El problema es que no entiendo lo que veo, son imágenes inconexas. Necesito ver más – Quería ver más porque en mis sueños proféticos también estaba yo. Aunque eso no estaba segura de querer confesarlo.

– Yo también llevo inquieta varios días. Vi un búho sobrevolar tu casa. – Fruncí el ceño preocupada. Ese era sin duda un mal presagio. – Estás a punto de emprender un viaje peligroso Dahlia, lejos del hogar.  Veo traición. Y por supuesto, has de tener cuidado con el bosque oscuro.

– ¿Los lobos supondrán algún peligro en mi viaje? – inquirí asustada. Me coloqué el pelo detrás de las orejas, nerviosa.

– Los lobos siempre son un peligro querida. Ellos son asesinos despiadados. Recuerdo lo que decía mi madre.  Ríos de sangre corrieron tiempo atrás cuando los rogues  eran libres. 

–  ¿Qué son los rogues?

– Bestias. Nosotros no les dimos el nombre. Así los llamaban otros lobos, pero nunca dieron explicaciones. Tras esa época oscura, ellos dijeron "Nosotros nos encargaremos de los rogues". Y nunca más ha habido una época oscura.

– ¿Tampoco rogues? – El brillo en la mirada que tenía la anciana fue su respuesta. Los habría, pero probablemente los lobos se encargaban de los suyos como nosotros lo hacíamos con los magos oscuros: discretamente.

El diario de DahliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora