❊ 𝑇𝑒𝑟𝑐𝑒𝑟 𝑐𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜

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2014
La torrente de situaciones que se presentaron en esos 2 años desde el ataque a Nueva York, las cosas comenzaron a cambiar drásticamente; dejando de lado los asuntos de estado que ocurrían y afectaba tan sólo un poco a las personas (en realidad afectaba demasiado, pero el gobierno mantenía a la cabeza abajo, tratando de no alterar a las familias), aunque realmente debías ser demasiado estúpido para no darse cuenta que, en efecto, las cosas están yendo de mal en peor.

Para ese año, la pequeña familia Strange-Ross festejaban el décimo cumpleaños de Jonathan. Los padres del niño aún no podían creer la edad que estaba por cumplir Jonathan, pensar que hace un par de años cargaban al pequeño a la cama. Era totalmente sorprendente y en parte doloroso para ambos verlo crecer de forma tan rápida. Sobretodo era tedioso, pronto no sería más un niño y entraría en la peor etapa, en el pensar de los padres así era.

Kenneth terminaba de preparar algunas cosillas para la fiesta que daría el fin de semana. Hablaba por teléfono con uno de los organizadores de fiesta que Strange tanto insistió en contratar, muy a pesar de que a Ross le parecía un gasto totalmente innecesario. En fin, después de pelear un poco con ese estúpido beta del otro lado de la línea, cortó la llamada. Suspiró pasándose la mano por el cabello y tirando suavemente de estos. Organizar un cumpleaños era tan tedioso.

Tan solo alcanzó a descansar unos minutos, cuando otra llamada entró en el teléfono.

Otra llamada del trabajo.

Sí, trabajo. Después de salirse de su anterior empleo hace cinco años, hace unos meses le llegó una oferta que sinceramente era imposible de rechazar. Un viejo amigo de la fuerza aérea lo buscó, ofreciéndole un trabajo en la CIA, y mierda, ¿Cómo carajos rechazar una oferta de ese tamaño? Actualmente llevaba tres meses trabajando, destacando de Stephen aún no estaba del todo enterado respecto a lo que hacía.

No quería mentirle, pero su Alfa se volvería loco cuando se entere del tipo de trabajo que tiene.

No pensó siquiera para contestar la llamada, por suerte hasta el momento era puro trabajo de oficina, aún nada de salir al campo. Porque sería un problema decirle a su esposo «—Tengo que irme de viaje, saldré a una misión de mi nuevo trabajo, que por cierto, es en la CIA». Se metería en un jodido problema si seguía ocultando eso a Stephen.

Mientras conversaba y regañaba en la llamada a uno de los agentes, escuchó los pasos de su hijo, que se acercaba corriendo por el pasillo. Jonathan se estaba probando la ropa nueva que su padre Alfa lo había llevado a comprar hace una semana. En esos momentos solo necesitaba la aprobación de Ross para así elegir cuál se pondría mañana para la fiesta.

Se paró frente a Everett, dando una vuelta para que este viera bien la ropa que eligió.

Lo primero que recibió fue un par de señas, pidiendo de forma muda que tan solo lo esperara un segundo más. Guardó sus ganas de soltar un fuerte resoplido de fastidio; por esas expresiones que en ocasiones se le escapan, se ha ganado más de un regaño y uno que otro castigo. Según su padre Omega, él ha comenzado a tomar ese carácter de mierda que es tan característico de Stephen. En pocas palabras, era un patán. ¿Era en serio? Realmente no lo creía, más bien pensaba que Everett lo decía para molestarlo, porque no le agradaba mucho parecerse a su padre Alfa. Suficiente era con parecerse físicamente a él; ¡Porque vaya que era parecido a Strange! Recalcando sobre el peculiar color de ojos que poseen ambos. Oh, maravillosa heterocromía.

Cuando por fin su madre lo observó, este ya había terminado de hablar por teléfono, ahora lo miraba con detenimiento y una enorme sonrisa de lado a lado. Ross no tenía la más mínima duda que Jonathan era realmente hermoso. Su pequeño Alfa sería un rompe corazones en un par de años, sino es que ya es así.

Little family | EverstrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora