Little family | Everstrange

❊ 𝑆𝑒́𝑝𝑡𝑖𝑚𝑜 𝑐𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜

Jamás había salido de la cama tan rápido.

Recibir una llamada a esa hora siempre resultaría ser de trabajo, más escuchar la voz alterada de su amiga Christine fue más que suficiente para saber que algo malo había sucedido. No tuvo el tiempo de quitarse la pijama, solamente tomó una chaqueta y despertó a Jonathan lo más rápido posible.

Tenía ganas de llorar, las hormonas y sentimientos tan... asfixiantes no eran una buena combinación.

Subió junto con su hijo al auto y condujo como loco por la ciudad, hasta por fin llegar al hospital. Corrió por los pasillo para como un lunático, con Jonathan pisándole los talones. Esperaba ver si encontraba a Palmer por el pasillo.
En esa corta llamada, la mujer le dijo que había recibido una llamada, informando que Stephen tuvo un horrible accidente y lo llevaban en camino. ¿Horrible accidente? ¿Cual es la equivalencia a un horrible accidente? Mierda, mierda.

En el pasillo de urgencias se encontró con la doctora, quien lo abrazó con fuerzas y trataba de calmarlo.

Everett respiraba con dificultad, preguntaba muchas cosas y parece estar añ nada de tener un ataque al corazón. ¿Como no? Su esposo, su alfa acaba de tener un accidente en el coche recién comprado.

No pasaron ni 5 minutos cuando las puertas se abrieron de par en par, una camilla con varios paramédicos entró a toda velocidad. Everett le gritó a su hijo que se quedara sentado, mientras que él y Christine seguían a la camilla. Ross sintió demasiadas cosas en tan sólo un par de segundos; ver sangre cubriendo el rostro de Stephen fue suficiente para hacerlo soltar las primeras lágrimas.

Quedándose sin aire al notar un breve segundo como Strange estaba consciente, mirando a todos lados antes de volver a cerrar los ojos. Sintió alivio, su Alfa luchaba por no morir.

Y agradece demasiado eso.

Por más que quería entrar al quirófano, un par de enfermeros lo detuvieron entre ellos Palmer, que le dijo que debía quedarse fuera, esperar en la sala y mantenerse tranquilo. Stephen se encuentra en buenas manos, dijo ella antes de desaparecer detrás de la puerta.

Se quedó estático, mirando la yerra fijamente por varios segundos, segundos que parecían eternos. Una mano apretando su muñeca lo sacó del shock, observó a su hijo, que apoyó suavemente la cabeza sobre su hombro. Él se veía preocupado, pero a la vez más tranquilo; ¿Por qué? Se preguntaba. ¿Ese era tal vez su lado Alfa? ¿Trataba de protegerlo? Por más fuerte que se notara, su hijo de 12 años soltó un par de lágrimas, mientras mantenía los ojos cerrados.

Everett abrazo a su hijo, su pequeño.

—Todo estará bien.

~

Fue una muy larga cirugía y cuando por fin finalizó todo, Christine se encargó de darle una explicación a Everett de cómo había salido todo.

—Stephen está bien, fue un grave accidente, pero está fuera de peligro —esas palabras relajaron a Ross—. Pero hay algo...

Pero.

No todo estaba bien.

—Sus manos quedaron destrozadas, su sistema nervioso fue terriblemente dañado, se hizo todo lo que pudimos, habrán muchos problemas, necesitará mucha rehabilitación, y...

Tenía que ser una horrible broma. Las manos de Stephen dañadas, con altas posibilidades de que no vuelvan a ser igual. Definitivamente no volverías a ser igual. Esto resultaba algo de lo más espantoso, quitarle las manos a un médico.

Dejó de escuchar a Palmer por mucho tiempo.

—¿Quieres que lo haga?

Ahí volvió en sí. Parpadeo un par de veces, cerrando los ojos con fuerza antes de mirar con atención a Christine.