Tempus

Siete. La Parvada.

Hay un pájaro que viaja en parvada, pero no son de la misma especie, los acompaña un cuervo, una aguila, un canario y el es un simple gorrión.

Todos vuelan en conjunto, el águila es la líder de la parvada, pero solo el gorrión le obedece, el cuervo y el canario siempre están juntos y solo uno de ellos atiende a las órdenes del águila, pero solo en pocas ocasiones.

El gorrión vuela imaginando su propio mundo, donde el águila sea feliz por completo, donde el cuervo no lo pique y lo lastime, donde el canario no cante tan fuerte que su canto no pueda ser escuchado.

Imagina un mundo en el que está feliz y no llora, en el que el cielo es siempre azul y las flores lo abrazan. El gorrión es feliz como vive, su parvada le agrada, pero como en todo, hay cosas que no le gustan. Quiere seguir, cumplir sus propósitos y metas, pero sabe que nunca lo va lograr estando ahí.

El gorrión entiende qué tal vez nunca puedan cambiar, pero quiere imaginar que ellos pueden. El tiene una idea, un sueño que nunca a podido cumplir, si desea triunfar y cumplir sus metas, debe alejarse, pero no puede.

Imaginar es más bello que intentarlo y lastima menos que el querer lograrlo, el anhelarlo tanto hace que cada vez se vuelva más imposible.

El gorrión permanece atado a ellos, como si un palo de rosa lo enredase y le lastimará cada que intenta irse, ¿Acaso el gorrión no puede ser libre?, ¿Acaso no puede ser feliz?.

No culpa a nadie, su existencia es su propia responsabilidad, no quiere herir a nadie, no quiere juzgar, no intenta dañar, intenta expresarse, quiere ser escuchado sin que se le interrumpa o sin que sus ojos se llenen de lágrimas, el expresarse le cuesta tanto y tanto que es imposible hacerlo y cuando lo hace nadie lo apoya ni lo entiende. Por eso el gorrión calla y guarda todo lo que siente, hay cosas más importantes de que preocuparse que por lo que el siente, ¿No es así?.