Estamos sentadas en un balsa que sigue los caminos torcidos de un ancho río, tu mirada no se ha dirigido hacia mi y la mía tampoco te ha mirado.
Nuestras manos están unidas por una fina cadena de plata que se enreda en nuestros dedos y queda atrapada entre ellos, haciendo que no podamos alejarnos de la otra.
El agua del rio suena tranquila dentro de mi mente y el movimiento de la balsa es confortante, vamos con un rumbo, o eso creemos, hace tiempo que lo he olvidado. No te conozco y tú tampoco me conoces, somos la misma pero somos otra al mismo tiempo, no me interesa conocerte por que ya lo he intentado.
La balsa se detiene en el camino y no hacemos nada para continuar el viaje, no quiero que me mires y veas lo que soy, comienzo a impacientarme pero me mantengo en mi lugar. El sonido de todo el lugar es tranquilizante, no me preocupa detenerme a la mitad del camino y permanecer aquí como un recuerdo que también limpiará el viento.
"¿Quien eres?" Esas palabras hacen que te mire y me retraiga en mi asiento sobre aquella tabla de madera magullada por los años. "¿Quien soy?" Repito sin saberlo, nunca conocí esa respuesta, "No lo sé, nunca lo supe" mis palabras resuenan en el silencio de una conversación vaga que no tiene rumbo "¿Vamos a detenernos aquí?" Pregunto yo ahora, la balsa no pretende continuar su camino sin nuestra ayuda y ninguna de las dos se ha movido de su lugar "Sabes que quiero, pero no es mi decisión, tú estás viviendo por mi ahora, ¿Que debemos hacer?"
Levanto mi mano y la detengo frente a mis ojos, la cadena se balancea levemente por el sorpresivo movimiento, la plata brilla frente a mi y hace que contenga las lagrimas. "No quiero continuar remando, el viaje ha sido tranquilo por ahora, pero ¿Cuanto tiempo más nos costará seguir así?" Coloco mi mano sobre la suya y la tomo fuerte. "No continuaremos si no lo deseas" sus palabras salen comprensivas pero denotan arrepentimiento.
Tomo el remo que está postrado a mi lado y lo dirijo hacia el agua empujando, provocando que la balsa tome nuevamente su camino, por primera vez durante todo el viaje ella voltea para mirarme y de sus ojos gotean lagrimas.
"Por favor no me mires, no soy a quien necesitas ver, tu camino está trazado en este río, si continuo remando es por que quiero que nos salves a las dos, soy tu pasado, la persona que una vez vivió en tu piel y te encadenó, no quiero que me mires y llores, estoy remando para que tengas una oportunidad. Soy un pasado que no es grato de recordar, mi edad y mis memorias ya quedaron marcadas en el tiempo así que no pretendo negarte ese derecho" Hablo sin levantar la mirada, por que no me corresponde mirar al futuro cuando aún no es claro para mi. "Una vez que te pase el remo tendrás control de tu rumbo, pero aún no estás lista, así que por el momento seguiré remando."
Tu mirada vuelve al frente y yo levanto la vista, mis manos tiemblan cuando dejo el remo y las coloco a mi lado. Mis lagrimas caen de mis ojos sin hacer ruido, las limpio al instante. "Yo podré ayudarte, lo prometo"
Y esa promesa que sale de tus labios me basta para seguir remando aún cuando lo que mas deseo es detenerme. El futuro depende de el pasado, por eso no me detendré hasta que tú tomes el mando y nos guíes dentro de este río.
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Tempus
PoetrySon historias breves que se me ocurren cuando veo cosas, aunque las considero un poco irrelevantes quería compartirlas. Las historias no tienen nada de relación una de la otra.