ERZSÉBET

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Antes que nada quiero decir que este capitulo esta dedicado a mi peque Eli que es una gran admiradora de este personaje.



En el viaje de vuelta, Alice quiso mantenerse despierta pero el proceso de conversión y todo lo ocurrido posteriormente la habían agotado. Ella se encontraba en el carruaje sentada al lado de Kaoru con la cabeza reposando sobre el hombro de la japonesa.

Kaoru miraba de soslayo de vez en cuando a Alice intentando que estuviese lo más cómoda posible para no despertarla.

Jaroh que se encontraba enfrente a ellas las miraba con cariño aunque se reflejaba preocupación también en su rostro.

No hablaron en todo el trayecto. Karel sostenía el trozo de papel que había recogido Alice y tras observarlo unos segundos se lo pasó a Jaroh que lo recogió y le dedicó algo más de tiempo a la caligrafía de las iniciales.

Estas estaban realizadas con esmero, rubricadas con florituras en las terminaciones y comienzos de las letras. Escritas con sangre, algo evidente por el olor, se habían ennegrecido un poco por el hollín del fuego.

No puede ser ella—pensó.

Ethel que estaba sentada al otro lado de Alice la arropó con su grueso abrigo de pieles.

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Alice despertó de su ensoñación en la que se veía al igual que Kaoru, con su pelo blanco como la nieve.

Sobresaltada por el recuerdo se levantó de la cama y fue directa al espejo para mirarse.

Para su sorpresa, el color de pelo seguía siendo negro, a excepción de un mechón que estaba completamente blanco.

Sus ojos tenían un color ámbar, pero conservaba cierto tono rojizo en los pigmentos alrededor del iris.

Algo más calmada fue a la ventana y descorrió las cortinas sin percatarse que era pleno día.

—¡Oh por Dios! ¡Que dolor! — gritó al verse inundada por tanta luz.

Volvió a correr las gruesas cortinas y se recordó que ya no era la misma Alice que el día anterior. Portia ya le había advertido de los cambios de rutinas que tendría que hacer de aquí en adelante.

Se vistió y bajó hacia la entrada principal.

Ahora podía escuchar perfectamente a todos hablando acaloradamente en la biblioteca.

Abrió la doble puerta y en ese instante se hizo el silencio. Todos la miraban.

Fue Portia la que se acercó a ella con una sonrisa.

—Veo que tu pelo ha vuelto a la normalidad, bueno casi...— le dijo mirando el mechón blanco.

La agarró del brazo y literalmente la arrastró hasta donde se encontraba el grupo.

Aún notaba torpe su cuerpo. Había cambiado lo suficiente como para tener que aprender de nuevo cual era el centro de gravedad del mismo. Por eso se dejó llevar.

Al llegar al centro su padre la apartó un poco del resto.

—¿Te encuentras bien?—dijo preocupado.

—Perfectamente. Como si me hubiese arrollado un coche de caballos.—le respondió con humor quitándole hierro al asunto.

Alice vio la duda reflejada en la cara de su padre y se alarmó.

Vampeires: JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora