Capítulo 15: La señora Midoriya.

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All I ever wanted was you
I'll never get to heaven
'Cause I don't know how

Let's raise a glass or two
To all the things I've lost on you
Oh oh
Tell me are they lost on you?
Oh oh
Just that you could cut me loose
Oh oh
After everything I've lost on you
Is that lost on you?

.

(Lost on you – LP)

.

.

.

Regresó a aquella noche y lo notó. ¿Cómo había podido ser tan ciego? Tan descuidado, con ella. Ambos realizando la cena, parecía algo tan normal y había terminado por ser su peor trampa. Uraraka dubitativa, Bakugo entre indiferente e interesado. Lo peor fue cuando sus manos se rozaron y algo ocurrió. Ésta era su oportunidad y no iba a desaprovecharla, sabía que debía ser cuidadoso y metódico, por lo que dejó que las cosas siguieran su flujo natural solo unos minutos más.

Cuando la lluvia comenzó y Uraraka pensó en volver luego de mojarse unos minutos a propósito, lo vio frente a ella. La ocasión estaba servida para Midoriya, ya no se encontraría con su rubio enemigo, esta vez tomaría las riendas de la historia.

"¿Deku?" expresó ella un tanto confundida, como si sintiera que algo no estaba ocurriendo como debía. No pudo evitar mirar hacia los lados.

"Uraraka te quiero" dijo para captar su atención. La mencionada lo miró a sus brillantes ojos verdes que resaltaban aún más por la lluvia y el frío. Su respiración se agitó y sin saber qué responder, sintió cómo era tomada por sorpresa y besada.

Se sentía bien, pero extraño ser besada por primera vez y por Deku. Aunque algo dentro de ella seguía sin encajar. A lo lejos, unos ojos rubíes observaban la escena. Y, desde aquel momento, Izuku no se separó de ella un instante, siempre al pendiente. La primera vez de Ochako se demoró en llegar y cuando ocurrió, fue con él. Pero la corriente, jamás la volvió a sentir.

X

Deku quería más y adelantó el tiempo con el bucle para saber qué ocurriría con ambos. Unos años después, se encontraban bastante bien, por fuera.

Llegó hasta la fachada de lo que resultaba ser una gran mansión, de esas que con solo verlas uno sabe que dentro viven personas ricas e importantes. La mansión estaba rodeada por un amplio e imponente muro blanco mármol, para dar hacia la entrada con una reja negro azabache, igual de imponente, que tenia dos grandes M en medio. Había dos guardias que vigilaban la entrada, asegurándose de quienes entraban y salían de aquella fortaleza; al traspasar la reja, se extendía una vasta entrada repleta de arbustos bien podados y en medio una fuente mármol para coronar la entrada hacia la mansión que se alzaba en una colina. Todo estaba en orden, tan tranquilo y callado.

Al entrar, se encontró con algunas fotografías que adornaban varias partes del lugar y supo quienes vivían allí. También se encontró con diversa servidumbre, quienes parecieron no notarlo, hasta que la vio a ella. Ya se encontraba en una edad madura, pero eso no le quitaba belleza, de hecho, hasta le había añadido porte y elegancia.

Dio un par de ordenes a una criada y un mayordomo, para luego continuar con lo suyo, y él se vio tentado a nombrarla.

''¡Uraraka!'' dijo alzando la mano como acostumbraba hacerlo, pero la mencionada ni se inmutó, hasta que se encontró con su reflejo. Realmente había viajado en el tiempo y se encontraba oculto por el bucle, dado que continuaba con su aspecto de adolescente y eso le impedía darse a ver como también ser escuchado. Solo tenia la oportunidad de ser espectador de su futuro.

La bestia, la bella y el bucle de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora