"Tres" - Cuauhtémoc.

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Las reglas morales socialmente aceptadas tenían variantes en la mansión de Constanza, ella tenía su propio ideal de bondad, y también el de maldad. ¿Hasta qué punto podría llegar una persona para defender sus ideales?

A pesar de todo siempre tuvo muy presente que la educación de los siete debía ser divergente entre sí tomando en cuenta las capacidades de cada uno, así que cuando "tres" comenzó a desarrollarlas y usarlas para su propio beneficio, ella no tardó mucho en corregirle y educarle.

Siempre había sido un niño muy inteligente y de los más cercanos a la señora, ya sea por su ángel interior o por su genuina preocupación por el bienestar de los demás.

Él cuido a "uno" cuando enfermó por pasar mucho tiempo bajo la lluvia, también robaba galletas para "dos", calmaba los ataques de pánico que recurrentemente tenía "cuatro" o el dolor físico y emocional que llegaba sentir "seis".

Pero sobre todo y lo que más le agradaba era su papel de amigo en la vida de "siete".

Él disfrutaba de la compañía del pequeño rizado con mejillas enormes desde que tenía memoria, no podrían describir el momento exacto en el que se hicieron amigos, porque habían estado juntos desde que tenían memoria.

El lazo que tenían era muy especial y genuino, algo que en el momento no comprendían pero disfrutaban al máximo.

Cuando Constanza aisló a "Siete" del resto por lo tardío de sus poderes, "tres" estuvo ahí.

A pesar de tener una idea implantada de que no era lo correcto, a pesar de los murmullos y miradas juiciosas del resto de sus compañeros, a pesar de las restricciones de Constanza o sus regaños o sus intentos por mantenerlos alejados, siempre, al final del día, regresaban a dónde pertenecían; al lado del otro.

Más que amor o cariño, lo que había entre ellos dos era una complicidad enorme, porque a pesar de ser tan diferentes el uno del otro, se comprendían, se entendían, eran conocedores de los secretos y los temores del otro, y por mucho tiempo crearon una burbuja entre ellos y el resto del mundo, una burbuja en la que les gustaba estar porque en ella podían ser ellos mismos, no eran un súper héroe ni un rezagado, eran simplemente dos niños acompañándose, guiándose el uno al otro, descubriendo el mundo real unidos.

Así que cuando siete comenzó a tener chispazos de que un poder se estaba manifestando a la edad de once años, ambos se emocionaron y trataron de resolverlo juntos, sin tener idea de que esta situación que les había hecho tan felices, sería el principio de su propio final.

"Tres" tuvo la grandiosa idea de ocultarlo por un tiempo hasta que fueran más estables y así poder sorprender a Constanza, él más que nadie sabía lo increíble que esto sería para ella y lo orgullosa que se pondría, ya que la había escuchado dirigirse a "siete" con adjetivos como "descompuesto" o "tontito" cuándo creía que nadie la estaba escuchando, así que cambiaron los juegos de niños y las tardes de películas y galletas por días enteros concentrados en controlar tanto poder.

Él nunca había visto algo cercano a este tipo de habilidad en ninguno de los seis, tampoco había leído sobre nada equivalente, parecía que "siete" podía manejar cualquier tipo de materia con su mente y hacer con ella lo que quisiera, o esta era la teoría de "tres" puesto que apenas estaban intentando mover un lápiz de su lugar.

Se mantenían tan absortos en su tarea que no repararon en cómo la puerta de la biblioteca se abría lentamente ni la mirada espía de la persona tras ella, fue hasta que el lápiz voló al otro lado de esa habitación y ambos se abrazaron mientras sonreían por aquel pequeño triunfo que Constanza entró dejando perplejos a los más pequeños.

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⏰ Last updated: Oct 09, 2019 ⏰

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