5. Una sensación increíble

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Cuando era pequeño, en el coro en la India, me encantaba cantar. No lo consideraba como una profesión, nunca pensé en esos términos. Luego me di cuenta de que de hecho podía componer canciones y hacer mi propia música. Caí en la cuenta de que podía hacerlo a mi manera. De repente tuve algo de éxito y me gustó.

No tengo ninguna norma a la hora de escribir una canción. Es algo caótico. Algunas canciones surgen con más rapidez que otras. Nunca me siento al piano y digo: «Muy bien, ahora tengo que escribir una canción». No. Pruebo algunas cosas, saco algunas ideas en claro y luego empiezo. Es difícil de explicar, pero siempre hay varias ideas que me pasan por la cabeza. Algunas cosas salen perfiladas, pero otras las tengo que trabajar. Suena presuntuoso, pero algo como «Killer Queen» me salió en un solo día. Todo encajaba, como ocurre con algunas canciones. Garabateé la letra a oscuras un sábado por la noche, y a la mañana siguiente la repasé y estuve trabajando todo el domingo, y eso fue todo: ya la tenía. Sin embargo, otras canciones me suponen realmente más trabajo para que me salgan las letras. «The March Of The Black Queen» [1974], por ejemplo, de nuestro segundo álbum, fue una canción que me llevó una eternidad acabarla. Quería darle lo mejor, ser autocomplaciente.

Soy famoso por garabatear letras en mitad de la noche sin ni siquiera encender la luz. Me gusta pensar que escribo canciones de muchas maneras diversas, dependiendo de mi estado de ánimo. «Crazy Little Thing Called Love» [1979] la escribí en la bañera. La escribí en unos cinco o diez minutos. En el estudio la toqué con la guitarra, la cual tampoco toco como para volverse loco, y en cierto modo fue algo positivo porque estaba limitado, ya que sólo me sé algunos acordes. Es una buena disciplina porque, sencillamente, tenía que componer dentro de un marco muy limitado. No podía contar con muchos acordes debido a esa limitación, y como resultado compuse una buena canción, creo. Si supiera demasiados acordes de guitarra quizá la hubiera estropeado.

Siempre estoy pensando en las nuevas canciones que estoy componiendo. No puedo dejar de componer nuevas canciones. Tengo muchas ideas hirviendo en mi cabeza. Me vienen de manera instintiva. Sencillamente, me encanta componer pequeñas melodías agradables y pegadizas. Se trata de algo que tengo que seguir haciendo, pero que también disfruto al hacerlo. Es una especie de pasatiempo entretenido. Al final resulta tan gratificante que quieres seguir haciéndolo y explorar aspectos diferentes para ver cómo saldrán. Es como pintar un cuadro. Has de alejarte un poco para ver qué aspecto tiene.
En cuanto a las letras, son muy difíciles. Considero que son una tarea dura. Mi punto fuerte es el contenido melódico. Primero me concentro en eso, luego, en la estructura de la canción, y al final viene la letra. La estructura de la melodía me viene con facilidad, es el contenido de las letras lo que me resulta difícil. Tengo que trabajar en ese aspecto. A veces creo que mis melodías son mucho más potentes que mis letras, y que las letras rebajan su calidad. Creo que a menudo mis melodías son superiores a las letras. Odio escribir letras. Ojalá pudiera hacerlo alguien más. Ojalá tuviera a un Bernie Taupin[5]. Pero, en realidad, no soy así, me gusta hacerlo todo yo mismo. Soy una zorra avariciosa.

Cuando estoy escribiendo canciones necesito estar completamente solo, cerrado a cal y canto. Tengo que estar, absolutamente, solo para poder concentrarme. Cuando escribo una canción me siento poderoso con respecto al contenido. Si funciona, funciona. Cuando no pienso en ello es cuando mejor me sale. Me gusta que me salga una canción rápidamente, así suena fresca, y luego puedes trabajar en ella más tarde. Odio intentar componer una canción si no surge con facilidad. O bien sale rápidamente y ya la tienes, y digo, «sí, aquí tenemos una canción», o si no sucede, normalmente me limito a decir, «mira, mejor lo olvidamos».
Compongo una canción tal y como la siento, y siempre tengo ganas de aprender. Es mucho más interesante componer diferentes tipos de canciones que repetir la misma fórmula. Suelo componer canciones en las que no suelo pensar demasiado en ese momento, pero que, de alguna manera, me atrapan después; no sé si sabes lo que quiero decir. Así que intuyo si la canción me gusta sin saberlo, es algo un tanto subconsciente. Creo que la mayoría de la gente compone canciones que lleva dentro. Yo no soy uno de esos compositores que está al tanto de las modas y dice: «De acuerdo, esto está de moda hoy, vamos a escribir una canción sobre eso». Sencillamente, me gusta hacer cosas diferentes y no repetirme. No me gusta estar en una misma situación durante mucho tiempo, por lo que eso se refleja en mis canciones y en mis letras. Me gusta probarlo todo una vez y no me asustan las dificultades. Me encantan los retos y me gusta hacer cosas que se salen de lo común. No me asusta decir lo que pienso ni hablar de ciertas cosas en mis canciones, porque creo que al final sales ganando siendo natural.

Freddie Mercury Su Vida Contada Por El MismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora