𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐄𝐑- bill skarsgård

2.

"Noticia de última hora: Varias fuentes nos han informado de que un hombre ha sido encontrado muerto en un cubo de basura en la calle paralela al famoso lugar de copas "San Diego" en las afueras de la ciudad. No se han encontrado huellas evidentes, la policía ha dictaminado que se trata de un ajuste de cuentas y una muerte por sobredosis de píldoras."

"... Hay indicios de que el gran suministro por droga lo haya matado, pero todavía siguen investigando por si el asesino que ronda por Derry se ha encargado de él o ha sido una simple coincidencia. Seguiremos informando."

Abby notó cómo sus pelos se erizaban uno a uno y se abrazaba a sí misma, notando el fonendoscopio rozar sus antebrazos, ya que estaba de guardia en urgencias cuando esa noticia fue publicada a la tarde siguiente de lo sucedido con Bill.

Varios escalofríos recorrieron su espalda, no podía creer que donde justo estaba ella la misma noche, había sucedido algo tan trágico. El solo pensar que esa escena había pasado estando ella dentro del local la enfermaba, odiaba estas cosas y ella lo sabía.

—    ¿Puedes cambiar de canal, por favor? —La voz de Abby suena en la sala de descanso de los doctores y enfermeros.

La mañana, gracias al cielo, había estado un poco ajetreada, pero la tarde estaba tranquila y eso le servía a ella para descansar.

Mai bebió de su café y Abby dirigió la mirada hacia ella, pensando que seguramente su amiga esté pasando el mismo temor que ella. Se acercó a ella con su taza de café en la mano, y no dudó en sentarse al lado de Mailén en el sofá, cual enseguida la miró y le dedicó media sonrisa de "todo está bien", pero no, sabía que en ella nada estaba bien hoy.

Y bueno, Abby sospechaba que después de la larga noche que le esperó a Mai en el hospital, ahora no estaba en condiciones siquiera de trabajar, sin embargo, aquí estaba.

Abby se preocupaba por su amiga, la conocía de hace un mes y ya sentía como si la conociese mucho tiempo, ya que había podido desahogarse con ella, contar sus temores y sobre todo desahogarse sobre su relación con Luke.

Ay, Luke. Abby no podía estar más confundida desde la noche anterior.

Nada más acostarse en la cama anoche, sus pensamientos visualizaron una vez más aquella mirada tan penetrante de Bill, que la había estado buscando toda la noche. Se sorprendió al saber que esa fue la primera imagen que se presentó en su mente y que parecía no caber ningún pensamiento más.

Por otro lado, a Bill le sucedió lo mismo. La curiosidad y el misterio albergaba en el interior de cada uno, a su manera, pero existía.

Ella quería intentar olvidar todos estos pensamientos que no la dejaban centrarse en otra cosa, y él quería dejar de lado el cosquilleo en su estómago por el simple hecho de que él no sentía nada por nadie, eso lo tenía muy claro.

—    Hey —Susurra Abby, cerca de Mailén para que solamente la escuche ella.

Su amiga alza la cabeza y con unas ojeras que llegan al principio de sus mejillas, le dedica media sonrisa.

—    Deberías irte a casa, no estás en condiciones de estar aquí. —Sigue hablando Abby. Mailén suspira y alza sus hombros.

—    Debo estar aquí, es mi trabajo y estoy comenzando el turno. No puedo marcharme así por así. —Su tono de voz le hace saber que quiere lo contrario, sabe con certeza que quiere estar con Bob, su novio, abrazados en su casa o haciendo vete tú a saber qué, lo entendía, entendía qué era estar de bajón en un turno largo de trabajo y no poder cumplir tus deseos.

—    Tú te vas a casa y yo te cubro. ¿De acuerdo? —Le pregunta Abby, acariciándole el pelo.

A Mailén se le alumbra la cara de buena manera, sus ojos brillan, agradecidos, y su boca no puede entablar palabra. Abby era una importante autoridad al asumir el rango de la doctora jefe, así que tenía la libertad de decir quién se iba y quién no.