LOS SENTIMIENTOS ESTÁN A FLOR DE PIEL, con tan solo una mirada ambos muchachos que se amaban en silencio podían llegar a decirse todo.
Una noche. Lo único que le ha pedido Bill a Abby es que no lo dejase solo esta noche.
La necesitaba.
Y aunque en la mente de Abby estaba la última frase de Bill dando vueltas sin dejarla centrarse en lo importante, ella sabía que él la necesitaba.
Sus ojos se lo rogaban. Podía ver cómo la suplica salía por cada uno de ellos y ella captaba el mensaje de inmediato. Ella también lo necesitaba.
El amor surge cuando menos te lo esperas, de la persona que menos esperas y en el momento menos indicado. Pero surge. Eso fue lo que les pasó a Abby y a Bill. Jamás imaginaron encontrarse en esa discoteca, presentados por dos de los amigos que tenían en conjunto y que todo surgiera así, de la nada.
Ya no había vuelta atrás. Bill lo sabía. Y tampoco se arrepentía en absoluto de los hechos del pasado, de haber matado a tanta gente culpable, de haber tenido ese instinto asesino y no tener piedad ninguna.
Ella desconocía esa faceta de él, pero su intuición es mucho más grande y algo le susurra muy a lo lejos lo que está por venir.
No obstante, se deja llevar.
Bill se acerca lentamente, acortando el poco espacio que hay entre ellos y coge con su gran mano la cara de la muchacha, que ha cambiado su expresión de miedo por una de mera confusión.
Los pensamientos sobran cuando sus labios se unen con los de ella y sienten en sus estómagos un sentimiento en sintonía, como si de fuegos artificiales se tratara. Iba a hacerle el amor, e iba a hacérselo en su casa, cosa que nunca jamás había hecho en la vida.
¿Cuántas cosas había hecho con Abby por primera vez?
Muchas, demasiadas. Y eso es lo que le hacía especial.
Abby pasó los brazos por los hombros de Bill mientras que éste encendía ese beso con su lengua, dándose paso entre sus dientes y empezando una danza. Una danza mortal. Abby lo recibió con un gemido, obligándolo a deslizar sus manos por sus piernas y de un empujón, obligarla a rodear con ellas su cintura.
La necesitaba en todos los sentidos. Ahora.
Y el mayor miedo de Bill era que ella se fuese de su lado, que no lo aceptase, que le tuviese miedo. Iba a demostrarle lo bueno que era estar con él, el amor que podía brindarle y todo lo que vendría si se quedaba a su lado.
Sin embargo, la suerte estaba echada.
Abby bajó de la cintura de Bill para así ser conducida por su largo pasillo hasta su habitación. Estaban todas las habitaciones cerradas, y su paso era un poco apresurado como para fijarse bien en los detalles.
Nada más cerrar la puerta como si alguien pudiese entrar, Bill la mira. Es su presa. Su punto débil es tenerla desnuda encima de una cama, siendo devorada por él. Y ahora su cama iba a ser la que presenciara ese acto que tanto le gustaba.
Abby se centra en la habitación cuando Bill se acomoda, se quita su camisa y deja de mirar los detalles negros y minimalistas para centrarse en el hombre que tiene delante. Le gusta lo que ve. Por eso se acerca y con cuidado, como si pudiese romperse, le acaricia el tórax, rozando algunos vellos que le han crecido, pero nada del otro mundo.
Sus ojos verdes se deslizan hasta conectarse con los ojos verdes de Bill, que esperan que ella haga algo, diga algo, cualquier cosa. Parecía que se iba a volver loco con tan solo su roce, pero estaba claro que hoy, como muchas veces, quería ir despacio.
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𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐄𝐑- bill skarsgård
Fanfic❝ Yo mato y tú sanas. ¿Qué podría salir bien entre tú y yo? ❞ © IDEA ORIGINAL. PROHIBIDA LA COPIA TOTAL O PARCIAL DE LA OBRA. SI QUIERES ADAPTAR LA NOVELA, PRIMERO TENDRÁS QUE HABLAR CONMIGO.