EL ESTÓMAGO DE BILL burbujeaba mientras recordaba la respuesta de la chica que le causaba tanta intriga, mientras sus pasos se dirigían fuera del hospital. Temía molestarla, a pesar de que ella le había aclarado repetidas veces que su compañía en este mismo momento sería agradecida, ya que estaba aburrida y no tenía mucho más que hacer. Derry a veces puede llegar a ser así. Una vez está completamente lleno de crímenes, muertes y gente herida, y otras veces está totalmente tranquilo, como si realmente se tratase del mismo cielo y no del infierno que vivían a diario en aquel diminuto pueblo de Maine.
Las manos de Bill jugaban una y otra vez con el borde de su abrigo americano, mientras los nervios recorrían cada parte de su cuerpo y no le dejaban respirar con facilidad; tenía que admitir que se sentía nervioso.
El sentimiento lograba hacerle un gran viaje en el tiempo y escupirlo en sus primeros asesinatos, sintiendo el miedo refugiado en sus ojos verdosos y rezando que todo le saliera acorde al plan. Pero claro, todavía era un chiquillo que se podía categorizar como sádico y sangriento, no obstante, su primer crimen fue cometido hacia la persona que golpeó a su hermana delante de sus sobrinos.
Jamás olvidará ese sentimiento de libertad al ser un crío de tan solo dieciocho años y poder darle una paliza a un hombre de casi cuarenta. Ashel, el hijo de puta de su cuñado, iba tan borracho que sus movimientos eran lentos, incluso se podía apreciar cómo le daba golpes al aire.
Bill no pudo divertirse más en su vida, sintiendo la satisfacción de que nadie lloró esa paliza, sino que sus padres se alegraron que alguien en la oscuridad le diese su merecido y se vengara en el nombre de su hermana.
Desde aquel día, Bill no fue el mismo.
Centrado en sacar buenas notas en administración para heredar la pequeña empresa de su padre, en sus ratos libres no se iba a tomarse unas cervezas con sus amigos, sino que iba a perseguir a cualquiera que hubiese salido en la televisión por un crimen injusto, pues, por desgracia, Derry estaba cubierto de todos ellos.
La espera se hizo eterna, así que Bill optó por esperar a la chica metido en su coche. Tenía que hacer varias llamadas, así que la opción de congelarse fuera no era buena.
Marcó un número conocido, era de un socio que le daba las armas, ignorando el motivo del por qué se las brindaba. Bill tenía esa labia característica y esa profundidad en sus ojos que lograba convencer a cualquiera por las buenas o por las malas.
Le dejó claro que el uso de armas con su licencia era legal, embadurnándose de sangre y mintiendo sobre el "motivo" del por qué las usaba. Jerry, el traficante de armas, conocía a Bill como el mata conejitos, pues él mismo le había dicho que su uso para comprar dichas armas, era por eso, para cazar animales.
No obstante, la realidad se alejaba demasiado de aquella vil y despiadada mentira. El ojiverde no era capaz de tocar un animal, aquellas indefensas criaturas que se merecían la misma Tierra que los humanos estaban destrozando.
Él era completamente distinto al perfil que daría si todo el mundo supiera que él mataba o golpeaba a los criminales que salían ilesos de sus casos o con alguna condena leve. Pero lo que él no sabía, era que la gente lo tenía como un héroe local, sintiendo así la seguridad pasar por sus casas y saber que, entre las tinieblas, había alguien deshaciéndose de toda aquella gente mala que andaba por allí.
Las horas se consumieron como segundos, y cuando menos se dio cuenta, el reloj digital de su Mercedes marcó las ocho de la tarde. El sol se había escondido entre las montañas y él volvió a salir de su coche, aferrándose en su abrigo y sintiendo que el calor que había obtenido en el coche desaparecía y se convertía en una capa de vaho.
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𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐄𝐑- bill skarsgård
Fanfiction❝ Yo mato y tú sanas. ¿Qué podría salir bien entre tú y yo? ❞ © IDEA ORIGINAL. PROHIBIDA LA COPIA TOTAL O PARCIAL DE LA OBRA. SI QUIERES ADAPTAR LA NOVELA, PRIMERO TENDRÁS QUE HABLAR CONMIGO.