Dos años pasaron cuando una llamada interrumpió mi clase, salí del aula y sin reconocer el número decidí contestar.
- ¿____?
-Si... ¿quién habla?
- Soy EunBi, necesito verte.
No vaciló con su llamada, me dio fecha, hora y dirección del lugar en el que tenía que verla.
Llegó el fin de semana. Al terminar mis clases me dirigí a la dirección que me había dado.
Ni alegría ni emoción eran parte de mí, realmente había sido extraño recibir una llamada suya.
Llegué al lugar, un suburbio adinerado era habitado por grandes casas. Me detuve en el número que me había dado.
Baje del auto y toque el timbre. Ella me recibió, había cierta preocupación en su rostro, arrastrándome hacia dentro y sin saludar hizo que cayera sentada en uno de los sofás.
-Tenemos que hablar - caminaba de un lado a otro tronándose los dedos.
-Bueno...lo mejor sería empezar con un hola. Hola EunBi.
-Un hola quizás hubiera evitado esto.
- ¿Evitar qué? - se detuvo.
- Primero quiero dejar en claro que nadie, absolutamente nadie, más que yo, sabe de esto -se sentó a mi lado- Y cuando lo sepas, no puedes decírselo a nadie ¿ok?
-Eso creo...pero que es lo que...- el llanto de un bebé se escuchó en su hogar.
-Ven- tomó mi mano para enseñarme el camino y subir las escaleras- No te pediré nada, pero creo que tienes derecho de saberlo.
Llegamos a una habitación, soltó mi mano y entró al cuarto de un bebé. Paredes en azul pastel y barquitos adornaban el lugar.
Sin entrar, vi como tomaba en sus brazos a un pequeño y lo arrullaba para calmar su llanto.
-Acércate- aún con el bebé en brazos, volvió a tomar mi mano y me obligó a sentarme en un sofá reclinable color crema -Ok ammm- suspiró dudando un poco, y termino por soltarlo sin más -Es tu hijo- mordió su labio al esperar una reacción mía y estoy segura de que mi boca se abrió de par en par al escuchar eso.
-Espera, ¿qué? - alarmada por tal confesión me puse de pie -pero si sólo estuvimos juntas una vez, es...es...es imposible- comenzaba a estresarme.
EunBi rodó los ojos y con un bebé durmiendo tranquilamente en sus brazos lo dejó de nuevo en la cuna y salimos del cuarto.
- ¡Auch! - me había pegado en el pecho.
-No digas tonterías- estaba enojada- sabes perfectamente que es posible.
-Pero si sólo lo hicimos una vez. Fue algo rápido y... –mis palabras tropezaban una con otra por la rapidez con la que mis nervios las hacían salir.
-Y terminaste en mí. Sabes lo que sucede cuando te corres dentro ¿cierto? -con brazos cruzados enarcó una ceja.
- ¿Cómo sabes que no es de tu marido? Digo aparecerte de nuevo dos años después para decirme esto, me hace dudar un poco.
- ¿Me estás llamando mentirosa? - la furia se veía en sus ojos.
-Mmm- me encogí de hombros- Además, pensé que ya eras algo mayor para poder embarazarte- la había enfurecido.
- ¡No soy una anciana! - comenzó a golpearme dándome de manotazos sin saber en dónde caían, el timbre sonó - Espera aquí, no te muevas- sentencio señalándome para después bajar las escaleras.