Dix-neuf

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No fue más de un segundo, tal vez dos. Durante ese corto tiempo, la boca de Jungkook se movió sobre la del omega, quien aun sorprendido no lograba entender qué sucedía. Sus labios se abrieron y cerraron dos veces antes de separarse y el lobo en su interior ya chillaba angustiado por la falta de su pareja, mientras su lado racional decidía si prender todas sus alarmas o no.

El alfa lo observó durante lo que parecía ser una vida, pero sólo fue el flash de tres cámaras y un pestañeo. Sus ojos, las esferas con su centro nocturno, brillaban como nunca antes lo habían hecho. Su sonrisa desprendía la calidez ajena y eléctrica de la adrenalina. 

Estaban en dos planos distintos. Jungkook, libre y alegre, con la euforia de saber que no estaba haciendo lo correcto y, al mismo tiempo, saber que estaba haciendo exactamente lo que debía. Su corazón seguía latiendo tan rápidamente que tal vez en otra situación, una donde no quisiera morir de risa por el rostro sorprendido de su novio, correr y esconderlo en algún lugar, o gritar a todo pulmón que ése chico era suyo, si, tal vez en otra situación se preocuparía por su estúpido corazón. Es que ahora no era momento para pensar, apenas estaba logrando respirar con toda la felicidad que recorría su cuerpo. ¿Y por qué estaba tan feliz? ¿Por besar a su pareja? ¿Por hacerlo públicamente? ¿Porque ni él estaba seguro de cuál era su plan pero nunca se había sentido tan acertado en toda su vida?

Taehyung era otro tema. Él aun no terminaba de comprender nada. Su alfa sonreía y al observar su gesto se encontró sobre sus labios el brillo de su propia saliva. Acababan de besarse, claro estaba. Pero, si no entendía mal, aun estaban en la empresa. Había personal alrededor que podría haberlos visto. De seguro lo hicieron. Un momento, no sólo había gente de la empresa, seguro había periodistas por todas partes con el tema del omega en Bangtan y podrían... estar a su lado, tomando fotos o grabando. 

Un flash.

Otro.

El rostro sonriente de Jungkook se iluminó en blanco una vez, en la segunda estaba cerrando sus ojos. ¿Por qué los cerraba?... No, estaba pestañeando. 

No hubo tiempo de comprender, de procesar. Esas pocas imágenes fue todo lo que observó antes de que el mundo dejara de moverse en cámara lenta y su cabeza se reiniciara hasta adoptar un ritmo de pensamiento normal. Para cuando entendió que lo que estaba sucediendo a su alrededor era un cúmulo de gente hablando, gritando, a ellos, preguntando, para ese entonces, Jungkook lo envolvió con los brazos y prestó su cuello para que se escondiera. Él sólo atinó a devolver el gesto rodeando su torso.

-Hazte el sorprendido...- Lo oyó murmurar.

-¿Qué? ¿Qué hac...?

-Exacto... Ahora corre.

El maknae se alejó de su cuerpo (ya lo quería de vuelta) y comenzó a correr. Pero no se alejaba de él ni un centímetro más. Cuando bajó la mirada entendió que era porque estaba tomando su mano y él también corría.

.

.

.

{Entonces}

-A mi, en realidad, no me gusta el mint chocolate icecream...- El beta de sonrisa cuadrada lo miró con una mezcla de pena y burla -Pero aprecio el gesto.

-Hyung...- Jungkook pronunció la palabra como si la destruyera en su boca. Sus ojos demostraban cuán escandalizado estaba con lo que acababa de oír -Ésto...- Dijo meciendo el alfajor helado en su mano -...es el manjar de los dioses... ¿Vas a rechazarlo?

-No es que me disguste en sí...- Dijo pensativo, totalmente ajeno al maknae -... tal vez si lo mezclo con algo... ¿Hyung, tenemos miel?- Gritó en dirección a la cocina.

Capricho de omega KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora