Quatre

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-Hey, hyung, ¿cómo estás?- Jungkook caminó dentro de la habitación. Apenas cruzó la puerta, el olor del castaño se sintió mucho más fuerte que en el pasillo. Creyó que los supresores actuarían mejor.

-Ven aquí, Kookie, me duele todo- Se quejó el mayor estirando una mano hacia el maknae. Cuando éste se acercó lo atrajo hasta tumbarlo a su lado y lo rodeó con brazos y piernas -Mucho mejor...

El alfa tragó duro cuando Tae se escondió en su cuello, oliendo su aroma y, sin darse cuenta, rozando sus labios en la piel. El cuerpo de éste parecía estar menos acalorado pero, por lo que le contó Jimin, los dolores seguían. Si era así, su presencia de alguna forma ayudaría a calmarlo. Así que también lo envolvió con un brazo y apoyó su cabeza sobre la coronilla. No iba a mentir, estar así acostado con el mayor le encantaba. Lo hacían siempre, sobre todo cuando se quedaban viendo películas hasta tarde. Pensó que desde los primeros días de conocerse habían sido muy cercanos y cariñosos uno con el otro, casi como hermanos. ¿Sería posible continuar así ahora que se había presentado? 

-¿Qué tanto piensas?- Preguntó Tae.

-Nada...- Respondió dejándose relajar por el delicado aroma que el contrario desprendía. El omega no era el único que disfrutaba del perfume ajeno.

-¿Te estoy molestando... al hacerte venir?

-No me hiciste venir, Jimin me dejó pasar- Dijo llevando el brazo libre hasta la mano del castaño que reposaba en su pecho.

-Oh...- Se mordió el labio evitando sonreír.

-Dijo que ésto era muy duro y que tal vez podría ayudarte.

-Lo haces- Al hablar su aliento chocaba con la piel del menor, causándole escalofríos sin saberlo. Sintió su mano jugar con la propia -El dolor va pasando contigo aquí.

-¿Dónde te duele?- Preguntó curioso. Lo había oído quejarse pero nunca dijo un lugar en específico.

-Mmm, la espalda..,- Pensaba mientras enumeraba -...los brazos, las piernas... los músculos en general.

-¿Y los supresores no ayudaron?

-Sólo un poco...- Inhaló profundamente, casi sintiendo un gruñido en su pecho cuando el aroma del alfa le provocó una corriente eléctrica que viajó desde su torso a cada extremidad -Pero bajaron la fiebre.

-Menos mal, ésa me tenía preocupado.

-Jin hyung dijo que es normal...

-Pero si él no tiene celos- Respondió haciendo un esfuerzo porque su voz no saliera entrecortada. La boca del mayor pegada a su cuello estaba estimulándolo de una manera que pretendía ignorar.

-Pero siempre me ayuda a cuidar de ChimChim cuando tiene los suyos.

-Algo me dice que ya no tendrán que hacerlo- Se dio el lujo de sonreír.

-Debe ser genial tener un alfa que se encargue de ti...- Murmuró llevando la mano que estaba en el pecho de Jungkook, apresada por la contraria, hasta el borde de su remera, allí donde sus clavículas se dejaban ver, todo en un acto inconsciente -...y que te cuide y mime cuando llegan los calores.

El pelinegro movió su cabeza hasta que logró enfrentarse con los grandes ojos del omega. Mantuvo sobre ellos la mirada fija, descubriendo que estaban sutilmente más claros que cuando entró a la habitación. ¡Carajo, era hermosos! Sólo de ver aquellos orbes color avellana podía sentir a su lobo gruñir desesperado y en su vientre un movimiento continuo de ansiedad -¿Tú también quieres un alfa para pasar tus celos?

-¿Qué?- Taehyung estaba atrapado en los ojos del menor, incapaz de comprender del todo sus palabras cuando apenas podía pensar cómo comenzaba a ser consciente de su lado animal. Lo estaba reconociendo mientras ronroneaba en busca de calor. Pero si estamos pegados, pensó, ¿qué quiere?

Capricho de omega KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora