Después de muchas horas de vuelo al fin aterrizamos, en un principio fingí estar dormido para no tener que enfrentar ninguna pregunta del Sr.Gimenez pero acabe quedándome dormido para mi suerte.
Salimos del aeropuerto y nos estaba esperando un auto q supuse yo nos llevaría a un hotel grande fue mi sorpresa al descubrir que no fue así y q nos estábamos alejando cada vez más de la urbanidad pero decidí no preguntar por miedo a dar paso a una conversación que todavía no estaba listo para tener así que me dedique a observar al Sr.Gimenez, es increíble como después de más de 10 horas de vuelo pueda mantener su porte sin demostrar ningún tipo de cansancio, ni siquiera su ropa tenía ni una sola arruga. Miré su rostro y para mi sorpresa y horror pude ver come me estaba mirando, podía sentir como toda mi cara se ponía roja y ante mi reacción es su cara se mostró el imperceptible rastro de una sonrisa, que vergüenza.
- ¿Sucede algo Adam?
- No, nada Sr.Gimenez- conteste rápidamente
- Adam cuantas veces tengo que decirte que me digas Eduardo- puede oír en su voz un tono de regaño
- Lo siento mucho Sr.Gim.. digo Eduardo
- Por favor trata de corregir este problema, quiero que todo salga perfecto, no puede haber ningún error- dijo suavemente mientras me miraba a los ojos y aunque su tono podía parecer cálido pude sentir como la frialdad recorría mi espalda
- No volverá a suceder- respondí tan bajo que casi parecía un susurro
- Eso espero AdamY así abruptamente termino la conversación.
Miré por la ventana y vi como recorríamos lo que parecía ser un camino que atravesaba un bosque y después d 15 minutos llegamos a un portón de hierro que en cuanto nos acercamos se abrió y puede ver un inmenso jardín y a lo lejos una imponente villa que a medida que el auto recorría el camino se acercaba más dejándome ver su esplendor. Nos detuvimos y en mi aturdimiento me bajé, vi como un grupo de sirvientes se alineaba a los lados de la entrada y no saludaban con una ligera inclinación. Se acercó el que parecía ser el mayordomo y nos dio la bienvenida
- Es un placer tenerlo aquí Señor- no entiendo por qué, pero su voz se me hacía conocida solo que nuca recuerdo haberlo visto antes
- Si Koishi hace tiempo que no te veía, no has envejecido mucho, ¿has mantenido todo en orden?- pregunto el Sr.Gimenez
- Si todo esta como usted ordeno
- Bien, ahora quiero que todos se vallan de la mansión y se tomen unas vacaciones, que solo queden el cocinero y tú en la mansión, y que cada tres días vengan dos sirvientas a encargarse de la limpieza- ordenó
- Entendido señor
- Dejo todo en tus manos- se giró a mirarme- te presento a mi "esposa" encárgate de enseñarle su habitación, no te preocupes por el resto, creo que es más divertido si lo descubre solo- sentí un rastro de malicia en sus palabras - estaré en el estudioY antes de que pudiera decir algo se fue.
- Por aquí señora -dijo el mayordomo
- Sr.Koishi no tiene por qué llamarme así después de todo soy un hombre, es vergonzoso si me llama así
- Es tradición, no importa si es hombre o mujer, una vez que está casado con el señor de la casa pasa a ser "la señora de la casa"Su respuesta sonó tan decidida que decidí mejor rendirme, sentí que no importa lo que dijera no cambiaría de parecer.
Entramos y solo puedo decir que si ya es impresionante por fuera por dentro era otro mundo. Los exquisitos muebles del siglo XIX y la hermosa decoración me hacían pensar que había entrado a otro mundo. Subimos por unas escaleras hasta llegar al segundo piso y luego caminamos hasta el fondo donde había una puerta que supuse que era la habitación donde me iba a quedar.
El Sr.Koishi abrió la puerta y entré, estaba más que asombrado, esta habitación se podía decir que era considerablemente más grande que mi pequeño apartamento.- Señora esta es su habitación, la del Señor se encuentra en el lado opuesto del pasillo- me indicó
- Gracias Sr.Koishi
- No hay nada que agradecer señora es mi trabajo, si alguna vez necesita algo puede encontrarme en el segundo pasillo a la derecha después de la cocina es la única habitación
- Trataré de recordar
- Bueno si no necesita nada más me retiro, lo vendré a buscar a la hora de la cena que es a las 7pm, lo dejo Señora
- AdiósNada más decir eso se cerró la puerta.
Suspiré me dirigí a la cama, me senté y solo pude pensar "que he hecho". Entre mis divagaciones llegaron las 6 y decidí tomar un baño.
Entré a lo que supuse que era el baño y como pensaba, era enorme y la bañera era todo un lujo, me empecé a desnudar mientras llenaba la bañera, miré mi espalda y lo vi, lo que no me permitía olvidar, el hermoso y doloroso tatuaje de una cobra es la parte baja d mi espalda. A mí viene el recuerdo de sus manos mientras me marcaba con la tinta y susurraba en mi oído "siempre serás mío, no importa a donde corras y esta será la prueba", con el paso del tiempo he olvidado su voz, pero hay algo que nunca podré olvidar, el olor a sándalo de su piel y su aliento a cigarros.
Sacudí mi cabeza para alejarme de tales pensamientos, pero no sé por qué tengo el presentimiento, de que algo se avecinaba y que no iba ser capaz de pararlo.
Gracias por seguir apoyando esta historia a pesar de las tardías actualizaciones
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Casado Con Mi Jefe
RomanceAdam a sido el secretario de el señor Gimenez por mas de un año y medio. Enamorado en secreto de este sin poder decírselo, viendo así tortuosamente las filas de hombre y mujeres que han pasado por la cama del gran empresario. Una de las cosas por l...